Opinión | Viento fresco

Candidatos besucones

La campaña trae esas tiernas escenas en plazas, mercados y mítines con los líderes magreando al personal

La campaña trae esas tiernas escenas en plazas, mercados y mítines con los líderes magreando al personal.

La campaña trae esas tiernas escenas en plazas, mercados y mítines con los líderes magreando al personal. / L. O.

Pues ya falta nada para que los candidatos comiencen a besar niños. ¿Cuántos niños puede besar un candidato? ¿Nacen los políticos con un número determinado de niños a besar que no pueden rebasar de ningún modo? Lo tiene más fácil el candidato que habita un lugar costero o Madrid y más difícil el candidato que vive en la España rural vaciada, donde a veces es más fácil encontrar un pleonasmo, gambas en gabardina o un Seat del año 1988 que un niño con su mochila y su donut y sus pantalones cortos y sus ganas de salir al recreo para dar balonazos o perseguir gatos. ¿Debe el candidato pedir el voto mientras acaricia al niño con gesto paternal o va de suyo que interactuando con él ya está solicitando la papeleta?

La actitud del padre o madre también es importante. Puede ofrendarse al hijo en un paseo del candidato por un mercado, como si el niño fuese un fruto y el candidato un severo Dios que se lo va a comer pero también puede incitarse al zagal, si no es bebé, diciéndole, anda hijo, saluda a este señor tan simpático, que si sale elegido nos va a solucionar la vida o hasta puede que nos consiga un trabajo o nos mande unas inversiones que saquen a tu padre del sofá y la molicie.

El candidato o candidata se olvidará pronto de los niños, son muchos los mercados, los mítines, las plazas y calles que se visitan en una campaña. Pero al niño no se le olvidará la candidata o candidato, esos collares de perlas, ese olor a pachuli, esa sonrisa, las palabras torpes tildándolo de guapo o esas preguntas típicas de en qué curso estás y si sacas buenas notas. Que si te gustan las matemáticas. Así, el niño o niña se hará grande y será un hombre de provecho o un estafador pero siempre recordará, cuando vea al político en la tele que un día lo saludó y lo cogió en brazos y hasta lo alzó orgulloso al cielo. Puede que el candidato para entonces sea un vejestorio que haya alcanzado la presidencia de una empresa pública o una embajada o la presidencia del Senado. O presente un Telediario.

La campaña comienza y las técnicas de seducción de los candidatos a tener escaño en Bruselas van a desplegarse como las plumas del pavo real. Para ellos está en juego la idea de Europa pero también la posibilidad de vivir cinco años como marajá, que no es una especie muy europea. Si ve a un candidato, sea amable con él. No es una especie en extinción pero es una especie de bicho raro que, al igual que los osos no duermen en primavera, ellos solo son simpáticos en campaña electoral. El resto del tiempo andan muy ocupados en hacer ver que son gente seria. Y son como niños.