Una investigación realizada por especialistas franceses ha detectado mediante electroencefalografía (EEG) el aluvión de reacciones que tienen lugar en el cerebro cuando disfrutamos de nuestra música preferida. Según una nota publicada en el blog de Frontiers, la "sobrecarga" de placer provoca escalofríos, activa áreas cerebrales específicas y genera una importante producción de dopamina, una hormona y neurotransmisor que nos hace sentir bien.

El paroxismo es un instante cumbre de placer, el momento en el cual se experimenta con mayor intensidad una emoción o sensación. Cuando disfrutamos la música que más nos conmueve podemos llegar a ese sentimiento sublime: el cerebro lo sabe y actúa en consecuencia, generando una catarata de reacciones. Alrededor del 50% de las personas siente escalofríos al escuchar música, pero ahora el esfuerzo de los neurocientíficos nos permite comprender en profundidad este proceso.

Al mapear la actividad cerebral mediante electroencefalografía, los investigadores han identificado cómo impactan en el cerebro los escalofríos placenteros que se sienten al escuchar música, además de encontrar algunas pistas sobre sus causas. El estudio, publicado en Frontiers in Neuroscience, hace foco en los sistemas de recompensa y placer del cerebro, que involucran a múltiples regiones del mismo.

"Poder medir este fenómeno con EEG nos brinda oportunidades de estudio en otros contextos y escenarios, además de representar una buena perspectiva para la investigación de las emociones musicales a futuro", destacó Thibault Chabin, líder del equipo de investigadores. Para determinar el impacto cerebral del placer musical extremo, los científicos llevaron adelante un experimento con 18 participantes sanos: 11 mujeres y 7 hombres.

El placer musical en el cerebro

Los voluntarios tenían una edad promedio de 40 años, eran personas sensibles a las experiencias musicales y frecuentemente sentían escalofríos al escuchar algunas canciones o piezas sonoras. Además, disponían de distintas habilidades musicales. Los especialistas utilizaron EEG para detectar las señales eléctricas de baja frecuencia o «actividad theta», que se registraba al sentir los escalofríos relacionados con la música.

Las señales indicadas se encuentran asociadas a las sensaciones que genera la música en el cerebro, aumentando o disminuyendo en intensidad en las regiones cerebrales que están involucradas en el procesamiento musical. Al registrarse los escalofríos, los científicos notaron actividad eléctrica específica en distintas zonas, como por ejemplo la corteza orbitofrontal o el lóbulo temporal derecho. Se trata de áreas relacionadas con el procesamiento emocional y auditivo.

Se desarrolló un electroencefalograma de alta densidad, al mismo tiempo que los participantes escuchaban 15 minutos de extractos de sus piezas musicales favoritas. Mientras escuchaban, debían calificar la sensación subjetiva de placer que estaban sintiendo y, por supuesto, indicar la llegada de los escalofríos. Los investigadores registraron 305 escalofríos, con una duración promedio de 8,75 segundos. En todos los casos se observó un aumento de la actividad cerebral en regiones ya vinculadas al placer musical en estudios previos.

"Aunque la música parece no tener ningún beneficio biológico concreto, la producción de dopamina y la actividad del sistema de recompensa en el procesamiento del placer musical que hemos detectado sugieren una función ancestral de la música, algo que la vuelve prácticamente imprescindible en nuestra vida", expresó Chabin.

Música y evolución

Los expertos explicaron que la función ancestral indicada tiene que ver con el período de tiempo que dedicamos a la anticipación de esa parte de la canción o pieza musical que produce escalofríos. Cuando esperamos nuestra "parte favorita", el cerebro está ocupado intentando predecir el futuro y liberando dopamina. Precisamente, la evolución nos enseña que poder predecir lo que sucederá a continuación es crucial para la supervivencia.

La "anticipación" del momento sublime que vivimos en la sección de la música que más nos emociona produce el escalofrío como respuesta fisiológica, que a su vez indica una mayor conectividad cortical en el cerebro. Los expertos creen que el estudio de las experiencias musicales es una excelente alternativa para comprender en profundidad el impacto de las emociones y sensaciones en el cerebro.

Referencia

Cortical Patterns of Pleasurable Musical Chills Revealed by High-Density EEG. Thibault Chabin, Damien Gabriel, Tanawat Chansophonkul, Lisa Michelant, Coralie Joucla, Emmanuel Haffen, Thierry Moulin, Alexandre Comte and Lionel Pazart. Frontiers in Neuroscience (2020).DOI: https://doi.org/10.3389/fnins.2020.565815

Foto: Bruce Mars en Unsplash.