La Fórmula Uno se parte en dos al pasar el ecuador de la temporada. Los que pelean el presente, luchan por cada punto y los que miran al horizonte y trabajan a casi seis meses vista. Cuando el Mundial todavía está en juego, toca preparar el siguiente ejercicio, esfuerzo extra que a veces pide reforzar la plantilla. Hace ahora un año, Renault fichaba ingenieros para el que iba a ser un revolucionario R28.

Los cerebros llegan desde grandes compañías. El verano pasado aparecieron por Enstone mentes entrenadas en Airbus y Boeing, pero nuevas en los circuitos. El desembolso es más duro para los equipos pequeños y medios, obligados a seguir la estela de las grandes, que duplican esfuerzos sin demasiado desgaste.

Pero una semana de retraso en la planificación ya empieza a significar décimas en el cronómetro y quién más y quién menos, ya tiene sobre la mesa los dibujos de su próximo monoplaza.

Sin escándalo de espionaje, como en 2007, las voces hablan otra vez de fichajes. Comienza el supuesto baile de pilotos. Unos anuncian que se van y otros que están en el mercado. El torbellino

pilla otra vez en medio a Fernando Alonso. Y de eso se aprovechan las escuderías. El asturiano es un caramelo en el mercado.

Cualquier equipo vendería su alma por tener a Fernando Alonso y vincularse a la verdadera estrella de la parrilla, garantiza cuota de pantalla, páginas de periódico, publicidad, al fin y al cabo, que es de lo que viven las escuderías, de la felicidad del patrocinador de turno.

La nueva moda es incluir a Fernando Alonso en cualquier discurso para el futuro. David Coulthard se animó desde su comentario semanal para la cadena ITV, después de anunciar que no estará en la parrilla de 2009 tras 15 temporadas en la elite.

"Me preguntan quién debería sucederme en Red Bull. No es una decisión que me corresponda, pero el sentido común dice que el asiento debe ser para el piloto más rápido y con mejor trayectoria que esté disponible. Ese puede ser Fernando Alonso, que tiene credenciales de sobra con sus dos títulos. Si asumimos que no está disponible, es lógico fichar a Vettel, un piloto de la familia Red Bull, que está haciendo un buen papel en Toro Rosso", dijo sin tapujos Coulthard.

El futuro de Alonso. No hay duda de que Fernando Alonso está en el mercado. Él mismo se puso en la línea de fuego cuando dijo que aún no sabría lo que iba a hacer el año próximo y lo confirmó durante el reciente Gran Premio de Inglaterra. "Mi futuro se decidirá después del verano. Ahora estoy centrado en esta temporada", dijo.

Ferrari es el sueño prohibido, cada vez más factible para dentro

de dos temporadas, si cristaliza la posible alianza entre la escudería

italiana y el Banco Santander.

Dinero llama a dinero y Alonso, el piloto con más tirón publicitario de la parrilla (con permiso del británico Lewis Hamilton, un rey en el Reino Unido) sería la tercera pata para formar un equipo invencible y una máquina de hacer dinero dentro y fuera de los circuitos.

Un acuerdo previo minimizaría el daño de una segunda temporada en Renault, otra vez lejos de la pelea por las victorias.

En la vorágine del mercado también suma puntos Honda, reducto donde el mago Ross Brawn, ideólogo de la tiranía Ferrari-Schumacher, exprime sus ideas para sacar adelante una escudería renqueante.

"Todos querrían tener a Alonso", dijo hace días. Es el anhelo no confesado del equipo japonés. Brawn dice ahora que el problema no son los pilotos.

"La prioridad desde luego es tener un coche mejor, asegura Brawn, con Barrichello reforzado tras su podio en Silverstone. "Barrichello es mejor lejos de la sombra de Schumacher", comenta, sin confesar su íntimo deseo de contar con Fernando Alonso en el futuro.