El extremo gaditano Ernesto Cornejo ha vuelto a sonreír. Quién se lo iba a decir cuando, después de hacer las maletas hacia Lisboa hace poco más de un año, vio que el Benfica no le daba los minutos esperados. La de ocasiones que lamentaría su adiós de La Masía blaugrana. Ahora todo aquello es pasado. Si hace poco más de una semana anotaba su primer gol en Liga con el Atlético Malagueño, en la matinal de este domingo amplió su racha en Maracena, con un doblete que refuerza la posición de privilegio del filial: colíder con el Marbella.

Los técnicos aseguran que ya es seguido con atención por los máximos responsables del primer equipo. Y que lo de Cornejo Sánchez no es casualidad. El joven nacido en Chiclana hace 20 años (25 de febrero de 1993), no se sentía cómodo en tierras portuguesas. Maduró, por lo de estar solo lejos de su familia. Pero futbolísticamente quería recuperar sensaciones. Pidió la baja y fue en persona a pedirle permiso a Salva Ballesta para probar ante su nuevo proyecto en Tercera División. Los informes eran todos favorables. Pero el exariete blanquiazul quería asegurarse de que lo que ponía en negro sobre blanco tenía reflejo sobre el césped. Tres semanas bastaron para convencer incluso a sus futuros compañeros.

Cornejo leía a la perfección todo ese fútbol ofensivo que iba a marcar el nuevo navío con rumbo a Segunda B. No tardó en encontrar las redes rivales en pretemporada. Y fue incluido en el esquema básico de la plantilla del Atlético Malagueño desde los primeros compases ligueros. Era cuestión de tiempo. De que llegasen las ocasiones, pese a que Ernesto no es el clásico delantero. Se reconoce más como asistente que en el papel actual de rematador.

Un encuentro clave: hace dos domingos, en el Estadio de Atletismo y ante el Huétor Tájar. Schuster estaba en la grada. Un canterano señala que había «nervios», que todos querían ofrecer lo mejor de sí mismos y, además de defender el «coliderato», brindarle al técnico alemán su mejor versión. Hasta Salva les había remarcado que están en el equipo para triunfar en la máxima categoría, «por encima de los resultados con el filial y de que asciendan de categoría, como se espera».

Mal empezó todo. El filial encajó en los primeros instantes su primer gol en cinco jornadas. Pero nada más alcanzarse el primer cuarto de hora, Rufo establecía el empate. Y en el minuto 23 irrumpió el chiclanero Ernesto Cornejo. Un disparo cruzado, digno del mejor Joaquín -algunos lo comparan con su paisano-, adelantaba al conjunto blanquiazul. En la grada, aficionados que hasta entonces no habían visto jugar a los canteranos, se preguntaban por el talentoso extremo que por su aspecto y edad bien puede recordar al internacional polaco Pawlowski.

El domingo pasado quien apuntaba maneras terminó por consagrarse como estilete. Y otra vez con rival granadino enfrente: el Maracena. De Cornejo fueron los dos únicos tantos del choque. Y con alegría quedó inmortalizada su sonrisa tanto en su cuenta de Twitter como en la de otro de los nombres propios del grupo, el también artillero Samu Castillejo.

Los caprichos del fútbol harán que Ernesto Cornejo pueda ver esta noche al FC Barcelona, justo como la temporada pasada, disputar un encuentro de Champions sobre el tapiz del Celtic Park. Hace dos veranos, en concreto el 31 de agosto de 2011, el nuevo integrante de la Academia malaguista saltaba con la camiseta barcelonista a ese mismo estadio. Comenzaba allí la Liga de Campeones del fútbol juvenil europeo y eran baja nombres propios como Deulofeu o Rafinha. ¿Saben quién inauguró el tanteo hacia el definitivo 1-3? En efecto, Ernesto Cornejo, cuando apenas se habían cumplido 17 minutos.

Empezaba de la mejor manera posible un periplo de dos años que ha tenido de todo, brillos en su última etapa en La Masía y demasiadas sombras en Portugal. Pero qué importa eso. Cornejo ha vuelto. Y ha venido para triunfar en Málaga.