El Estadio de Atletismo Ciudad de Málaga ha sido, desde su construcción, una utopía para los atletas malagueños. Una vez acabado, tras largos retrasos y un montante muy superior al previsto, los corredores federados vieron cómo las instituciones, comandadas por el Ayuntamiento, firmaban una concesión para que el Málaga CF lo utilizara como cuartel general, haciéndose cargo de los gastos de mantenimiento y conservación. Dentro del convenio se permitió, a través de un acuerdo con la Federación de Atletismo, que los atletas federados pudieran usarlo, pero siempre con prioridad para el equipo de fútbol de la ciudad. La convivencia es buena, porque los atletas tienen asumido que el que manda y tiene la palabra es el club, por lo que, salvo excepciones, utilizan Carranque o el estadio de la Universidad de Málaga. En más de una ocasión, los atletas han tenido que abandonar la instalación cuando un jugador ha tenido que usar la pista o el módulo interior para recuperarse en solitario de alguna lesión. El problema es que, de un tiempo a esta parte, el Málaga se ha tomado unas licencias que sobrepasan, cuanto menos, el sentido común. Aunque hay un aparcamiento a 50 metros del estadio, tanto los futbolistas como los miembros del cuerpo técnico han comenzado a aparcar sus vehículos en el interior del estadio, en un módulo techado habilitado para los atletas. No es raro ver a los corredores sorteando coches o respirando el humo de éstos. Y eso, con el consiguiente daño para el costosísimo tartán, un material muy delicado que ha comenzado a despegarse en algunas zonas debido al giro de las ruedas en estático, cuando los conductores maniobran para aparcar o salir. El estadio lo utilizan atletas de elite como Borja Vivas, Óscar González o Marta Casanova, y cuando no hay coincidencia con los entrenamientos del equipo, el Club Atletismo Málaga, con 325 atletas, 215 de ellos de las Escuelas de Atletismo. En la web (www.laopiniondemalaga.es) pueden ver un vídeo muy ilustrativo.