Nadie dijo que iba a ser fácil. Hace cinco años, por ninguna cabeza podría pasar que un conjunto que contaba por perdidos todos sus partidos en su primera campaña en Liga Nacional, sería capaz de romper todos los pronósticos y desatar la locura el pasado 20 de mayo en el pabellón de Los Guindos.

Dos meses después de lograr el ascenso a Liga 2, los despachos del Club Baloncesto Alhaurín de la Torre no han cesado de trabajar para encajar un puzzle mucho más complejo de lo que se puede llegar a pensar. Pese a volver a firmar a varios de sus pilares fundamentales, como es el caso de Lorena Liñán o la americana Jay White, las condiciones de semiprofesionalidad hacen complicadas todas las gestiones. La última en llegar ha sido Carmen Ortiz, quien cuenta con experiencia en la segunda categoría femenina, al haber disputado la pasada campaña con el Universidad de Oviedo. La ala-pívot paleña tiene una extraordinaria capacidad para el lanzamiento desde más allá del arco y, aunque se mueve por encima del 1,80, es capaz de echar el balón al suelo sin problema alguno.

Insomnio y mucho café

Infinidad de reuniones entre la directiva y el cuerpo técnico. Esa es la tónica, la contrarreloj de la que está siendo objeto un club familiar, que cuenta con el inestimable apoyo de su patrocinador principal, Asisa, y del Ayuntamiento del municipio, muy volcado en que el proyecto llegue a buen puerto y el flamante equipo consiga mantenerse en la categoría lo máximo posible.

La confección de una plantilla competitiva confronta con unos recursos que tanto Juan Pedro Parra, presidente del CBAT, como Francis Trujillo, entrenador jefe, están gestionando de manera cauta. La base de la pasada campaña estribó en el equilibrio que mostraron las alhaurinas durante todo el año, sin dejar de pisar el acelerador y el ritmo, aunque pasaran por algunos altibajos.

Desde Alhaurín no cesan en el empeño de seguir construyendo sobre unos cimientos muy sólidos y el nombre de Ortiz no es más que uno en la lista de varias incorporaciones más, que irán revelándose en los próximos días.

El secreto está en la masa

La cantera y la núcleo fuerte del primer equipo han sido siempre la base de un club que es una gran familia, por y para todos sus jugadores y jugadoras. Esta histórica temporada casi 10 jugadoras tuvieron la oportunidad de sentarse en el mismo banquillo que las artífices del ascenso, pero es que la sección femenina del CBAT se ha equipado con el mejor grupo humano de preparadores listos para emerger a las nuevas generaciones.

Además, el acuerdo con Cash Beltrán Miramar fue renovado a finales de curso y la idea pivota en seguir colaborando estrechamente para sacar adelante más equipos femeninos. La idea de empujar desde la formación es la clave para años venideros y se espera que las jugadoras formadas en el club puedan mantenerse en el equipo dirigido por Francis Trujillo cuando alcancen la madurez deportiva necesaria.

Aunque no sea una novedad, la renovación por una temporada de Jay White es uno de las grandes noticias para este modesto club. La de Luisiana llegó en enero para suplir alguna baja y se convirtió en el revulsivo necesario en el parquet del Blas Infante. Si dentro de la pista, la norteamericana ha sido la llave para llevar en volandas al Asisa Alhaurín, fuera se ha adaptado a las mil maravillas y desde su pequeña localidad de Jennings ha mostrado recientemente en un vídeo las ganas que tiene de volver a la que considera su segunda casa.

El calendario también ha salido a la luz y el grupo en el que le ha tocado codearse no es el más sencillo posible. Estudiantes, Canoe o Spar Gran Canaria son algunos de los gigantes a los que van a tener que enfrentarse, incluyendo las tres primeras salidas a las Islas Canarias. Pero entre tanto, la directiva alhaurina mantiene la cordura y prefiere pensar en el magnífico futuro que tienen por delante, uno en el que han focalizado la atención, en el que solo tienen un objetivo.