El reciente éxito de la selección española de baloncesto en el Mundial celebrado en China ha puesto en alza el reconocimiento de los entrenadores y de los preparadores físicos españoles en todo el mundo, muchos de ellos ya graduados en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.

«El éxito de la selección es un éxito del deporte español, ni siquiera solo del baloncesto. Cuando llegamos a lo más alto, nos beneficiamos todos, los profesionales que actualmente estamos en activo y los que os incorporaréis a estas tareas profesionales dentro de unos años». Con estas palabras se dirigía Enrique Salinas, preparador físico de la selección española de baloncesto, a los alumnos de este centro universitario con quienes compartió sus experiencias en el Campeonato del Mundo de Baloncesto.

«La tarea del preparador físico comienza dos años antes del Mundial, planificando el trabajo con cada uno de los jugadores, pero durante el campeonato hay que realizar una ardua tarea reuniéndose con todos los preparadores físicos de la ACB ya que la planificación de los entrenamientos de los jugadores es absolutamente personalizada», aseguró Salinas. «Y no hay que olvidar», insiste, «que los jugadores NBA siempre van acompañados de sus propios preparadores que controlan al minuto la carga de trabajo de sus jugadores».

«La clave del Mundial no fue ganarle a Australia, como todos pensamos, sino ganarle a Serbia, que nos orientó hacia una parte del cuadro que nos abría enormes posibilidades. En ese momento fuimos conscientes y lo decíamos: ahora o nunca», afirmó Salinas.

Pero la auténtica clave de este Mundial es que este grupo de jugadores son «un equipo». Eso, según Salinas, es lo que ha marcado la diferencia. «Los jugadores tenían hambre y ambición, pero una clara conciencia de equipo», asegura..

Sergio Scariolo, hoy el mejor entrenador del mundo, tomó decisiones arriesgadas, pero muy acertadas, que anularon a los jugadores más peligrosos de la selección argentina: «Es un gran profesional, le gusta el trabajo medido al milímetro y eso hace que todo el mundo lo respete».

«Nosotros preparamos la final exactamente igual que cualquier partido de preparación. Si no asimilas desde el principio un esquema de trabajo, es imposible que en la final salga de forma automática. Detrás de cada partido hay horas y horas de trabajo y, una vez en competición, muy pocas horas de sueño».