Cuando un equipo no hace los deberes a tiempo y juega con fuego una semana sí y otra también se encuentra en inesperadas situaciones límite como la que tiene esta mañana el Unicaja (12.15 horas) ante el Valencia Básket en el Martín Carpena. Un ultimátum deportivo en toda regla a sólo cuatro jornadas para el final de la Fase Regular y con los verdes todavía fuera de las ocho primeras plazas que dan opción a jugar por el título.

Estamos ante una finalísima. La enésima, por cierto, de los dos últimos meses y la antesala de la «madre de todas las finales», que llegará el sábado que viene en Santiago de Compostela ante el Blusens, rival directo de los verdes en la pugna por alcanzar la octava plaza de la Liga.

Hoy es un no va más. Ayer el Obradoiro no falló en San Sebastián y esa victoria gallega todavía mete más presión en el choque de hoy a los verdes. Los cajistas tienen que ganar, además, porque por detrás viene el Joventut con muy malas intenciones y no ser octavos sería un fracaso estrepitoso, pero ni siquiera ser novenos -y perder la Licencia A de la Euroliga- sería una tragedia deportiva y de imagen para el club de Los Guindos, uno de los 16 mejores equipos de Europa año a año durante la última década.

Cuatro victorias separan en la tabla a verdes y taronjas. Ellos luchan en este esprint final de la temporada por la cuarta plaza, que les daría el factor cancha en el cruce de cuartos de final. Se puede decir que el Valencia está donde debe estar por presupuesto y plantilla. Nada que ver con el Unicaja, incapaz toda la temporada de ser regular y abocado ahora a jugar permanentemente sin red camino del premio mínimo de ser octavo.

Será una matinal complicada porque el Valencia es uno de los equipos más en forma de la Liga y porque jugará, además, con el aliciente de saber que ganando al Unicaja se les puede abrir la puerta de la Euroliga. Ya se sabe que los cajistas perderán su privilegiado rol de participante vitalicio en la máxima competición continental si quedan por debajo de la novena plaza. Eso no significa que su licencia pase al Valencia o el Bilbao, los dos equipos que más han protestado ante Jordi Bertomeu por la situación ventajosa de los verdes, pero está claro que al menos tendrán una mínima opción de entrar en el selecto grupo de los 24 participantes de la «NBA europea».

Es una incógnita saber cómo responderá la afición. Hace 15 días se fue muy desencantada del Palacio ante la debacle vivida contra el CAI, pero también es cierto que hace una semana, en Sevilla, los verdes ganaron el derbi y recuperaron sus opciones ligueras. Supongo que el Carpena estará como casi siempre, con 5.500 ó 6.000 espectadores, pero también estoy seguro que los que vayan se dejarán el alma animando a los suyos.

Todavía sin Dragic y por primera vez en casa sin Marcus Williams, el gran aliciente será ver en acción a Tarence Kinsey. El alero americano debutó ante el Cajasol recién llegado del Scavolini italiano y esta mañana ya será uno más en la rotación, tras una semana intensa de entrenamientos y de estudio de sistemas.

Hay que ganar. No queda otra. Ser octavo depende exclusivamente de lo que hagan los verdes en estas cuatro últimas entregas de la Liga. Así que está prohibido fallar.

@emilio6fdez