Hay rivales que se te atragantan. Por lo que sea. Sin motivo aparente ni explicación lógica. Da lo mismo lo que hagas, cómo lo hagas, cuándo lo hagas o de qué forma lo hagas. Es que no hay manera. Al Unicaja le pasa con el Baskonia de un tiempo a esta parte. En el Carpena y en el Buesa Arena. No hay manera de hincarle el diente a los vascos. Ni por activa ni por pasiva ni por perifrástica. Ayer, en la cuarta entrega de este clásico nacional y europeo de esta temporada 2017/2018, el mismo desenlace de las tres veces anteriores: derrota verde. Y esta vez, además, de forma fea, dejándose ir y sin oponer la más mínima resistencia a partir del descanso.

Y es que los verdes aguantaron con solvencia la primera parte (36-38), pero cayeron con estrépito en un tercer cuarto en el que concedieron de salida un 15-4 para un 31-15 total en esos 10 minutos fatídicos. El «coladero» atrás le costó al equipo perder la delantera en el marcador y quedar demasiado lejos (67-53) como para intentar la remontada en el último cuarto.

Tras seis victorias ligueras seguidas, el Unicaja cedió en una de esas pistas en las que para ganar hay que hacerlo especialmente bien. Cosa que anoche no ocurrió. El equipo contaba por triunfos todos sus partidos de ACB en este 2018, pero en Vitoria fue incapaz siquiera de poner contra las cuerdas a un rival al que permitió jugar demasiado cómodo. La mejor defensa de la Liga encajó 96 puntos, 60 tras el descanso. Una sangría que supuso el principio del fin a la racha victoriosa de victorias seguidas de los de Los Guindos. Ésa fue una de las claves. La otra, perder la lucha bajo los tableros -34 rebotes para ellos por solo 28 para los de Málaga-. El 71% de acierto en tiros de 2 de los vascos hizo el resto hasta entender el 96-78 final.

El día que Joan Plaza cumplió 300 partidos en el banquillo cajista, su plantilla mostró muchas dudas. Los resultados precedentes dicen que el equipo está bien, pero que todavía le falta un hervor para batallas de máximo nivel. Este Unicaja es fiable en el Carpena, pero le cuesta mucho más cuando coge la maleta y visita a un rival de pedigrí, como era el caso de esta cita del Buesa Arena. Caer en Vitoria tampoco es algo que debe sorprender ni provocarle un bajonazo al personal ahora que llega el momento más emocionante de cada temporada, con el torneo del k.o, pero es verdad que la imagen de los verdes en el Buesa Arena no invita a mucho optimismo ante el choque copero de cuartos de final contra el Real Madrid del jueves en Las Palmas.

En la última cita previa a esa Copa del próximo fin de semana (Dios y ABP mediante), la mejor noticia fue ver vestido de corto otra vez a Nemanja Nedovic. El escolta serbio ha superado a tiempo su esguince de tobillo y estará listo para la batalla del próximo fin de semana en Gran Canaria. Anoche no fue factor diferencial. Ni mucho menos.

Entró en el segundo cuarto y jugó casi 16 minutos en los que estuvo muy desacertado en el tiro (1/3 en tiros de 2 y 1/5 en triples, con dos fallos más desde la línea de personal). «Nedo» estará, ahora hay que esperar que también llegue a tiempo Jeff Brooks, que este fin de semana se quedó en Málaga recuperándose de su esguince de tobillo.

A pesar de lo de ayer, hay que mirar hacia adelante con una cierta ilusión. El Unicaja llegará a Las Palmas con mucho más a ganar que a perder. El Real Madrid es el actual campeón de Copa, el actual líder y el que tiene la obligación de ganar. El discurso cajista debe ser el de ir a competir... y ver qué pasa. Este Unicaja ha ganado esta temporada al Fenerbahce, al Khimki, al Maccabi, al Valencia, al Barcelona, al propio Real Madrid... Que nadie lo olvide. ¡Cuidadín!, que diría Chiquito.