La boda del año

Así es Tamara Falcó, la novia del año que quiso ser monja

"Yo sí que creo que la gente cambia, porque a lo largo de mi vida he cambiado”, reflexionó en 'El Hormiguero' a propósito de Íñigo Onieva

Tamara Falcó.

Tamara Falcó. / EP

Natalia Araguás

Tamara Falcó (Madrid, 1981), una mujer de fe, además de en Dios cree en el cambio. “Yo sí que creo que la gente cambia, porque a lo largo de mi vida he cambiado”, reflexionó en 'El Hormigueroa propósito de Íñigo Onieva, que le había sido infiel y con quien se casa el próximo sábado.

Según explicó en el programa de Antena 3 del que es colaboradora, la reconciliación de la pareja cristalizó en el Polo Norte, hasta donde viajaron creyendo que los paparazzis no les alcanzarían (se equivocaron), tras una primera aproximación en la Misa de Gallo. Allí coincidieron en la misma iglesia con una amiga del dueño del ¡Hola!, revista de la que Támara Falcó fue becaria y que ha documentado su vida como un álbum familiar, dando al traste con cualquier esperanza de privacidad.

De perdidos al río: ¡Hola! ha ido dando cuenta de todos los detalles de su regia boda. Más de 400 invitados y 250 empleados, entre ellos 45 cocineros para ejecutar el menú de Eneko Atxa, con tres estrellas Michelin, participarán en la ceremonia que se celebra en El Rincón. Curioso nombre para referirse al palacio a las afueras de Madrid, dentro de una finca de 199 hectáreas, que antes fuera de su padre, Carlos Falcó, marqués de Griñón, de quien también ha heredado el título. 

Pija

Caricaturizada durante décadas como la pija más genuina del país, la imagen pública de Tamara Falcó ha dado un salto cualitativo gracias a la televisión y en particular tras convertirse en ganadora de MasterChef Celebrity en 2019. Entre plato y plato y flirteos con Jordi Cruz, sorprendió a la audiencia que de ella pudiera esperarse capacidad de trabajo e incluso disciplina. “Además de pija, sé pelar conejos”, bromeó ella en 'El Hormiguero', donde sus confesiones han adquirido carácter de sección propia, y exhibe sin pudor su estilo de vida y su carácter.

Como también hace en 'La Marquesa', la serie con la que ha triunfado en Netflix, y donde tampoco enmascara sus tendencias políticas, que ha exhibido a bocajarro en eventos como el Congreso Mundial de las Familias, que antes que ella tuvo como estrellas invitadas a ultraderechistas como Giorgia Meloni Víktor Orbán, primeros ministros de Italia y Hungría respectivamente.

“Hay tantos tipos distintos de sexualidades, hay tantos sitios distintos donde puedes ejercer el mal”, señaló Tamara Falcó en la última edición del evento en México. Una intervención por la que le llovieron acusaciones de homofobia y hasta las enemistades personales con ilustres gays como Boris Izaguirre. También fueron polémicas aquellas declaraciones suyas en contra del aborto y a favor de “madres de 12 o 13 años sin recursos, niñas que están sacando a sus hijos adelante con una sonrisa”.

Monja

A sus 41 años, se ha especulado sobre su presunto embarazo antes incluso de celebrar la boda, algo que Tamara Falcó, que antes que novia del año quiso ser monja, desmiente de plano. Imbuida por el espíritu de la última Navidad, decidió perdonar a Íñigo Onieva, pasando por alto las advertencias de su madre, Isabel Preysler, quien desde su experiencia le advirtió que “la gente no cambia” sobre el carácter irremediable de algunos hombres.

Y sin embargo, fue una conversación cazada al vuelo de Isabel Preysler con Chabeli, en la que hablaban de Julio Iglesias, la que acabó por convencer a Támara de que debía volver con Onieva, según ella misma ha contado. Su madre no pudo perdonar a Julio, que le rompió el corazón, porque le quería demasiado, cuchicheaba por teléfono. Y acabó por casarse con Carlos Falcó -que era todo lo contrario al cantante según su propia hija-, a quien sucedieron ministros como Miguel Boyer y hasta un premio Nobel como Mario Vargas Llosa, que corregía las faltas del blog de moda a Tamara Falcó en aquella época.

Ella ha elegido el pedregoso camino del amor, sin miedo y con fanfarria como acostumbra.