Adrián recuerda que, esa mañana, tenía prisa. "Íbamos camino a clase para hacer un examen a primera hora y llegábamos tarde. Éramos un grupo de 5 chavales de 15 años que cursábamos 3º de ESO en el colegio Virgen de Atocha. Cuatro chicos y una chica. Y esa mañana, ironías del destino, corrimos para no perder el tren".