La primera vez que el hostelero valenciano José Miguel Bordera visitó Comares fue en 1975. Acudió al municipio axárquico junto a varios empleados del complejo hotelero Bali, situado en Benalmádena, para compartir una jornada de caza. Lo que no podía ni imaginar entonces es que a partir de ese encuentro fortuito empezarían a estrecharse los vínculos entre su establecimiento y esta localidad del interior de la comarca de la Axarquía, hasta convertirse él en Hijo Adoptivo y el hotel Bali, del que fue director casi una década, obtener una calle propia.

¿Qué ha sucedido durante más de tres décadas para que los destinos de Comares y del establecimiento se uniesen hasta este punto? El propio Bordera lo resume al a perfección: «Antes no se configuraban las plantillas como hoy en día. En los primeros tiempos empezó a trabajar en el hotel algún vecino del pueblo y, durante mis primeros tiempos en la Costa del Sol, cuando yo necesitaba un camarero u otro empleado utilizaba el boca a boca y así fue cómo la mayor parte de la plantilla terminó por ser nativa de Comares».

Y el pueblo le debe tanto al actual director de zona de la cadena catalana Med Playa €compuesta por otros dos hoteles benalmadenses y el Pez Espada de Torremolinos€, que ha empezado por corresponder con algo más que un gesto: el nombramiento honorífico y un rincón del casco histórico al que desde ahora recurrirán repartidores y carteros cada vez que en la dirección postal aparezca, paradójicamente, la calle hotel Bali.

La transformación del pueblo

Bordera recuerda que en sus primeras visitas, como aficionado a la caza, la jornada en el pueblo terminaba pronto, «con un vino y un lomo después de buscar zorzales». Pero poco a poco el contacto con las gentes de Comares fue mayor. «Lamentablemente ya tuve que ir subiendo por otros motivos, como el fallecimiento del familiar de algún empleado. Y así el contacto ha sido muy directo. Teníamos en el hotel a primos, tíos y sobrinos... Y he podido ver cómo lo mucho que ha podido prosperar el pueblo durante cerca de 40 años. Porque al principio muchas casas no tenían ni luz ni agua caliente».

Este veterano hostelero reconoce que dista mucho aquella estampa del «bello pueblo con inmejorables vistas de la Axarquía que es hoy en día». Y agrega que mucho tiene que decir al respecto la larga trayectoria que acumula su alcalde, Manuel Robles, en el cargo: «Los antiguos empleados y muchos amigos que he podido tener aquí presumen de que viven en uno de los pocos pueblos que no tiene el ayuntamiento endeudado. Y otra curiosidad es que tienen un concejal inglés, encargado de representar a más de 300 compatriotas que hay empadronados», argumenta.

Bordera agrega que el vínculo histórico entre el hotel Bali, hoy ampliado hasta albergar 436 habitaciones, y Comares ha deparado multitud de anécdotas. «Se creaba al principio una relación tan estrecha entre clientela y trabajadores, por albergar sobre todo a turistas muy fieles de nuestro destino, que se dio incluso el caso de una clienta inglesa que llegaba a ser invitada a bodas y celebraciones que los trabajadores tenían en Comares. Pero lo singular es que, para sorpresa de todos, en su testamento dejó escrito que quería que sus cenizas fueran depositadas en el pueblo. Y por supuesto que se cumplió su deseo».

Es uno de tantas pruebas de lo mucho que Comares le debe al hotel Bali. Su nuevo Hijo Predilecto, como auténtico embajador de sus encantos, tendría para escribir un libro plagado de curiosidades.

Un ejemplo a seguir por otros municipios

José Miguel Bordera sostiene que miles de clientes, después de repetir visita al hotel Bali, de haber recorrido municipios tan turísticos como Mijas, Ronda, Nerja o Antequera, terminaban por visitar Comares, a instancias de las descripciones que les facilitaban los empleados comareños. Por este motivo, considera que el ejemplo de la localidad axárquica, de abrir una calle al establecimiento, «debería ser imitada por muchos otros pueblos malagueños».

De otros enclaves como Álora también se han nutrido algunos de los hoteles de la cadena representada por este director de zona. Y es que a algunos de estos complejos va ligado pasado y presente de muchos enclaves costasoleños: «El hotel Pez Espada de Torremolinos, por ejemplo, tiene su propia calle. Pero no es algo muy repetido».