­Las cifras dictan por sí mismas lo que supone la festividad que se organiza desde hace medio siglo en la localidad axárquica de Almáchar, con el ajoblanco como protagonista indiscutible: 8.000 visitantes para degustar 2.000 litros del delicioso manjar, una porra de color blanco en la que predominan ingredientes como la almendra o la uva. Pero no sólo de ajoblanco vive esta fiesta, que ayer alcanzó su edición número 47. Las miles de personas que se desplazaron hasta este blanco pueblo también pudieron degustar gratis 400 kilos de uva, 100 kilos de pasas y un centenar de litros de moscatel. Todo ello aderezado con la mejor música folclórica, desde flamenco hasta pandas de verdiales, así como por una velada en la que no faltó el tapeo gratuito.

El alcalde, José Gámez (IU), reconoce que se trata del mayor acontecimiento del calendario anual para su municipio. Agrega que uno de los principales argumentos para mantener tan en forma esta celebración se basa en que se ha mantenido tal y como nació. «A diferencia de otras fiestas gastronómicas más modernas, en Almáchar no permitimos que se instalen puestos procedentes de otros municipios para que se convierta el municipio en un mercadillo. El secreto de nuestro éxito es que la fiesta mantiene su esencia, el reparto de ajoblanco por distintos puntos del municipio y una lista de voluntarios que, desinteresadamente, contribuyen al éxito de cada edición», relató.

La mayoría de los visitantes que ayer recibió Almáchar son nativos o residentes de la provincia. Sin embargo, las fechas vacacionales propiciaron que el matrimonio formado por Luis Alcántara y Toñi Ramos se desplazara desde Almuñécar «para conocer otra forma de tomar el ajoblanco».

En efecto, en tierras almerienses se toma una especie de paté con los mismos ingredientes y sabor similar, si bien es cierto que el estado del producto es diferente. Manuel Téllez explicó que acaba de conocer esa variante gastronómica, «al comprar el nuevo producto de la empresa de Vélez que vende el ajobacalao envasado».

Argumentó asimismo otro vecino del litoral axárquico que la comarca oriental destaca por estas fiestas. Antonio López sostiene que no se pierde ni una: «Tengo ya apuntadas las migas de Torrox».

Pilar Ruiz, recién llegada en autobús desde «la otra punta de la Costa del Sol», quiso hacer un llamamiento: «Este pueblo es el más bonito de la provincia y el más sano, porque no tiene un metro llano y eso es bueno para todo al que le dé pereza hacer ejercicio».

Los más veteranos en disfrutar de esta fiesta no olvidaban tampoco cómo fueron sus orígenes. Y es que todo partió de un multitudinario recibimiento a las autoridades provinciales en los sesenta para reivindicar la mejora de las carreteras. Hoy por hoy aún quedan curvas por sortear para ir hasta Málaga, por Rincón o Moclinejo, o Vélez, pero el espíritu de la celebración es radicalmente distinto.

Reconocimientos públicos

El principal homenaje que ayer se rindió en Almáchar tuvo como protagonista a la actriz malagueña María Barranco. En el marco de la XLVII Fiesta del Ajoblanco se le otorgó el premio Ajoblanco Andalucía por su carrera profesional y ser «embajadora excepcional» de la comunidad.

Pero también se entregaron varios galardones más al periodista malagueño y escritor Pedro Luis Gómez, al que se le entregó el premio Ajoblanco Málaga; a la Oficina Comarcal Agraria (OCA) de Vélez, reconocida con el galardón Ajoblanco Axarquía; y a José Javier Portillo Palma, más conocido como Curro, se le obsequió con el Ajoblanco Almáchar, «por su aportación a la cultura local».