Este viernes comenzaron las restricciones de agua para el regadío en la Axarquía, en cuya comarca la Junta prevé activar un decreto de sequía en enero por la falta de precipitaciones, lo que amenaza el futuro del sector de los subtropicales, que concentra el grueso de su producción nacional en esta zona.

La despensa europea de los aguacates y los mangos ha visto cómo en los últimos años, su principal fuente de abastecimiento hídrico, el pantano de La Viñuela, ha ido menguando hasta situarse actualmente a un 22,7 por ciento de su capacidad, con 37,6 hectómetros cúbicos, pese a las lluvias de esta semana.

Ante esta situación, y aunque el decreto de sequía que prepara la Junta para la Axarquía y otras zonas de Málaga no está previsto que entre en vigor hasta enero, la administración autonómica y los agricultores acordaron una reducción del 60% del suministro de agua procedente del pantano para los regadíos a partir de diciembre.

Este recorte se prolongará en principio durante enero y febrero, para ahorrar recursos y centrarlos en el abastecimiento humano, compensando la escasez del agua de lluvia en el campo con la incorporación de nuevos pozos y el uso de aguas regeneradas.

La Junta anunció esta semana que abrirá líneas de ayudas extraordinarias para la ejecución de infraestructuras destinadas al regadío en la comarca que permitan usar las aguas regeneradas procedentes de las depuradoras.

Sin embargo, actualmente, sólo dos de las más de ochenta comunidades de regantes de la Axarquía pueden conectar a sus redes de riego el agua de estas plantas de tratamiento.

El presidente de la Asociación Española de Productores de Frutas Tropicales, José Linares, explicó a Efe que el sector, que es el motor económico de la comarca junto al turismo, está muy preocupado.

«Estamos hablando de árboles que se pueden perder por la falta de agua, y los ingresos de muchas familias dependen de esto, por lo que esperamos que las cosas se hagan bien y rápido», dijo.

Según Linares, la cuestión pasa por hacer un buen reparto del agua regenerada, y para ello, afirma que los regantes deben tener una única voz, tal y como está reclamando la administración, y que se alcance un acuerdo a través de una junta central de usuarios.

A partir de hoy, cada comunidad de regantes dispone de un caudal determinado, asignado en función de sus hectáreas para todo el mes de diciembre, y si se pasa, se cortará el suministro y deberá esperar a la aportación del próximo mes.

Además, Linares reclama a las administraciones soluciones a largo plazo, que pasan por traer agua desde la zona occidental hasta la oriental, algo que los agricultores llevan años demandando y que ha impedido aumentar la superficie de cultivo.

Esa imposibilidad para crecer por la falta de recursos hídricos ha sido calificada por Enrique Colilles, gerente de Trops, la principal comercializadora de mango español, como «una oportunidad perdida».

Pero en la comarca también hay voces contrarias al aumento de la superficie de cultivo de aguacates y mangos, en detrimento de otras plantaciones tradicionales de secano, protagonizadas por colectivos ecologistas, que hablan de «colapso hídrico».

El Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía, GENA-Ecologistas en Acción, ha advertido en numerosas ocasiones sobre sobre lo que considera «una burbuja del subtropical».

Por su parte, Linares lamenta que se demonice al subtropical como un cultivo que consume mucha agua, «cuando está demostrado que tiene un menor consumo frente a otras plantaciones de regadío y mayor rentabilidad».

La superficie destinada a mangos y aguacates supera las 10.500 hectáreas y la facturación anual del sector está por encima de los 300 millones de euros.