Un grupo de buceadores encontraron el pasado martes el cetáceo, que pertenece a una especie muy poco común, en una playa remota del extremo norte de la Isla Sur del país, cerca de la localidad de Nelson.

Los submarinistas que la localizaron explicaron que el ejemplar presentaba varias mordeduras de tiburón, pero el experto en ballenas del museo nacional Te Papa, Anton Van Helden, manifestó a través de la radio local Radio New Zealand que lo más probable es que los escualos la atacaran después de morir.

El animal, añadió el experto, se descompondrá en la arena a no ser que las olas y la marea la arrastren hasta el mar, pues la playa es de muy difícil acceso para los biólogos.

El departamento de Conservación del país explicó que se conoce la existencia de sólo 2.000 ejemplares de ballena azul en todo el mundo y que Nueva Zelanda ha registrado catorce casos de miembros de esta especie varados en sus playas.