Los farmacéuticos del núcleo urbano de Las Lagunas, en Mijas, viven una situación insólita hasta la fecha. Desde el año pasado sus negocios son objeto de atracos con violencia que están produciendo una sensación de inseguridad y desasosiego en sus clientes así como de sus empleados.

El último, sin ir más lejos, se produjo el martes de la pasada semana en la farmacia El albero. Sobre las 20 horas dos individuos encapuchados irrumpieron en el local, situado en la calle San Valentín, y amenazaron con un hacha a una auxiliar de farmacia para que les abriera las dos cajas registradoras. Se llevaron más de 600 euros.

«Lo peor vino después. Debido a los robos que ya hemos sufrido, decidimos que a partir de las 20 horas, los empleados abrirían con un mando las puertas automáticas para evitar que entren y salgan personas sospechosas. Cuando los ladrones intentaron salir y vieron que no pudieron, insultaron y amenazaron a mi empleada, que a la vez no acertó a abrirla, por lo que se llevó un susto que la ha tenido muy angustiada desde entonces. Finalmente, forzaron la puerta y huyeron corriendo», relató al día siguiente del robo Rosario Mena, la licenciada propietaria de la farmacia.

Ella es, con diferencia, quien más ha sufrido el problema de los robos: con el de esta semana, Mena lleva cuatro incidentes de este tipo en apenas un año y medio, así que asegura estar más que harta.

«Estamos vendidos. En el caso de mi farmacia, estamos en una zona oscura y solitaria cuando se hace de noche. No vemos venir a nadie que pueda parecer sospechoso y no contamos con grandes medidas de seguridad. Mis empleados ya están psicológicamente machacados», explicó.

Sin ir más lejos, el día de la cabalgata de los Reyes Magos de 2011 sufrió un robo parecido a punta de pistola. En marzo de este año, de nuevo dos individuos, y a la misma hora, y armados con un cuchillo de grandes dimensiones, lograron llevarse la recaudación de una tarde por el mismo método. Menos suerte tuvieron en agosto otros ladrones, que no se llevaron nada pese a reventar la puerta de seguridad y romper todo el sistema de alarma del local.

«Estos sí parecían profesionales, pero normalmente son menores de edad que luego tienen que soltar», apunta.

No muy lejos de allí, los trabajadores de la farmacia de la calle San Bartolomé admiten haber sufrido el mismo problema dos veces en lo que llevamos de 2012.El pasado martes 23 de octubre, aunque a las 11 horas, un individuo encapuchado se llevó todo el dinero de la caja amenazando con un cuchillo de cocina.

Rosario Mena, que también es vicepresidenta del Colegio de Farmacéuticos de Málaga, anunció una reunión del gremio en Mijas para atajar el problema.