Somos la segunda ciudad española en número de visitantes ávidos de cultura. Somos después de Barcelona, el segundo destino turístico-cultural de España y, en esto, algo tenemos que haber hecho los habitantes de la ciudad y, por supuesto, –y justo es reconocerlo–, algo han tenido que hacer también nuestros responsables culturales para obtener tan sorprendentes y magníficos resultados, razón por la que todos debemos de estar especialmente contentos y muy orgullosos de la ciudad que entre todos representamos.

De la reunión con todos ellos, por cierto, muy interesante, cordial y de gran contenido, me gustaría resaltar los aspectos fundamentales que, a mi modesto entender, resumen la intervención de todos los tertulianos. Así, mientras todos mostraban con más o menos reticencia y admitían el fracaso que ha supuesto el hecho de no poder continuar el sueño de 2016, el delegado de cultura del Ayuntamiento, Miguel Briones, elogiaba la valentía de Málaga al presentarse a la elección perdida, contestado por la diputada de cultura de la Diputación Provincial, Susana Radío, que indicaba que aún no habían sido analizadas las causas que nos llevaron al fracaso…

Sin embargo, lo que sí nos ha traído el fracaso de 2016 ha sido un acercamiento entre las distintas administraciones de cultura, ya que se han creado sinergias de entendimiento y cooperación que, en palabras de todos los tertulianos, permiten que todos ellos estén trabajando por el bien de Málaga. Una gestión que jamás será única pero que todos pretenden que sea unificada, por lo que el delegado de Cultura de la Junta de Andalucía, Manuel Jesús García, expresó la necesidad de no perderse en asuntos lejanos y ajenos al ciudadano, poniendo de ejemplo la controversia por la propiedad del Teatro Romano, cuando la prioridad de todos debiera ser la de poner el monumento al servicio del propio ciudadano.

Y aunque hubo enfrentamientos dialécticos ocasionados por la defensa enfervorizada de diferentes posturas, me gustaría destacar la postura de la UMA, personalizada en su vicerrectora María Isabel Calero, que dio el tono de universalidad y equidistancia a la tertulia, como corresponde a una Universidad de primer orden como es la nuestra.

Destacar la mayoría de edad de nuestros monumentos y museos es destacar la mayoría de edad de la segunda ciudad más antigua de Europa con una sociedad cada vez más avanzada, culta y abierta y con unos políticos que manifiestan sin rubor que ha sido precisamente la cultura el motor del cambio de la sociedad malagueña, aunque haya que lamentar que el entorno urbano de nuestra ciudad no acompañe toda la oferta cultural que ofrece, y todo ello, mientras los ciudadanos cada vez confían menos en las instituciones que los representan, quizás porque nuestros políticos se muestran incapaces de comunicar el trabajo que están haciendo.

Puede que el fracaso de 2016 haya sido el pistoletazo de salida a un periodo de entendimiento y de trabajo por el bien común de todos, quizás Málaga, la que nunca dejó de ser bella, esté en el camino de volver a ser La Bella. Ahí están para demostrarlo las numerosas muestras de cariño de todos los malagueños hacia una ciudad, cada vez más bonita, cada vez más limpia y cada vez más acogedora.

Por eso no es de extrañar que cada día tengamos mas visitantes, algunos de sol y playa y otros, afortunadamente cada vez más, deseosos de conocer nuestra historia, nuestros edificios, monumentos, museos y tradiciones. En resumen, todo lo que forma parte de nuestro patrimonio cultural, sin olvidar que los que la poblamos y que de una u otra manera formamos parte de ella, hacemos que al menos, culturalmente hablando, Málaga sea una ciudad cargada de futuro.