Los poderes estéticos derivados de la pintura decorativa se han apoderado de la capilla y el camarín de los Sagrados Titulares de la Congregación de Mena en la iglesia de Santo Domingo. Esta particular cirugía ha provocado un cambio radical en estas dependencias, cuyas paredes estaban pintadas con colores corrientes y carentes de valor decorativo. Ayer mismo era normal oír preguntar con asombro a los asistentes al acto inaugural de estos trabajos: «¿Es realmente mármol lo que vemos?».

Esta renovada imagen de la estancia del Cristo de Mena y Nuestra Señora de la Soledad en la cofradía se debe a las expertas manos de la restauradora Gloria Pérez y del artista malagueño José Andrés García, que hace unos cinco años creó la empresa Garciaga, especializada en decoración artística (imitación de mármoles, madera, piedra y otros materiales) y restauración y actualmente cuenta con un nuevo miembro: Víctor Goikoetxea, uno de los mejores muralistas de nuestro país.

García ha sabido trasladar la elegancia y distinción de los mármoles que lucen en el Palacio de Versalles a la Congregación de Mena y crear una obra de arte con sello propio. Han sido su fuente de inspiración. La imitación de estas delicadas piedras, todas realizadas con óleo, lucen en todo su esplendor en la cúpula de la capilla, gracias a la exploración de técnicas tradicionales que se han llevado a cabo en Italia y Francia durante siglos.

García matiza que también han realizado los dorados de las molduras anchas que separan la cúpula y la parte baja del mármol, mientras que las de las zonas más altas lucen gracias a una pintura especial muy transpirable al silicato en acabado oro y envejecida con óleo.

Pero la cúpula de la capilla de Mena guarda más sorpresas. Los dos lienzos que embellecen esta arquitectura son unas pinturas en trampantojo y los escudos que representan la cofradía, el pontificio, la Armada y la Legión parecen como si estuvieran tallados en mármol.

En el camarín, el proceso de restauración y decorativo ha sido el mismo. Tras el saneamiento y limpieza concienzuda de los dorados para devolverles su brillo original, se ha restaurado el oro fino que existía en el rosetón, las molduras superiores y en todos los escudos. A la vez, se han reparado las partes afectadas con un sistema de antihumedad y se han vuelto a dorar las partes más bajas del camarín.

Estas dos estancias se encontraban en muy mal estado de conservación. Los problemas de humedades habían afectado especialmente los paramentos, dorados, molduras y, en determinadas zonas, la humedad llegó al ladrillo. En el camarín, las paredes presentaban abolsados, yesos caídos y algunas molduras desprendidas. En 2010 se arreglaron las cubiertas y se impermeabilizaron los techos y en noviembre de ese mismo año, la empresa Garciaga empezó los trabajos artísticos en la capilla y el camarín de Mena, que no habían sido sometidos a un lifting desde el año 1962.

José Andrés García se muestra muy «orgulloso» por este cambio de imagen en Mena, además de por ser malagueño por su vinculación con la Legión Española, al haber sido legionario-paracaidista años atrás. «Mis primeros murales los hice en el destacamento de Bosnia y ahora he trabajado en Mena, que procesiona la Legión. Gracias a esta coincidencia, pienso si no lo hago yo, quién lo va a hacer», declara el artista, que destaca el servicio prestado de andamios Domingo Morillo en este trabajo.

Con este nuevo proyecto artístico, García anima a las instituciones y al mundo cofrade a que apuesten por esta pintura decorativa, que ya va ganando adeptos en la provincia, desde Vélez Málaga, Canillas de Aceituno, Casarabonela o Villanueva de Tapia, donde ya tiene en marcha nuevos proyectos.