Alexandre Lacaze presenta hoy en el CAC -20.00 horas- el nuevo álbum de L’Avalanche, Les Fantômes Des Marins, dentro del ciclo de cine francófono Libertad, Igualdad, Identidad, coorganizado junto a la Alliance Française. Entrada gratuita.

Alexandre Lacaze también es Alejandro Lacaze. Nació en Marbella, y es tan malagueño como francés. Lleva diez años al frente -ahora en solitario- de L’Avalanche, mostrando su chanson de culto, de arrabales íntimos y tristezas universales. Hablamos con Lacaze sobre la identidad, Málaga, los sentimientos y la etiqueta de culto.

«Toutes les chansons, dessins et tristesses composées para Alexandre Lacaze», se puede leer en la hoja de créditos del disco. Me llama la atención la palabra tristesses. ¿Qué importancia tiene ese término y ese sentimiento en su vida?

La tristeza es mi condena y de ella sale tal vez toda mi creatividad y mis manifestaciones artísticas.

Es usted Alexandre y también Alejandro. ¿Alguno de los dos está por encima del otro?

Es una pregunta muy buena. Tengo dos cartas de identidad, dos números diferentes, dos nombres para la misma persona, son una misma carta con dos lados... No puedo escapar de mi parte francesa ni de mi parte española aunque la parte francesa esté por encima en muchas cuestiones como la sensibilidad; mi padre siempre me decía: «Recuerda, tú eres de Málaga y del Málaga (refieriéndose al equipo)».

¿Cómo ha sido la recepción en Francia de su disco? ¿Le han hecho sentir extraño, de alguna forma, o más bien al contrario?

En Francia tuvo siempre buena acogida, valoran la musicalidad de la voz, el acento y, sobre todo, las letras en la manera de hacer poesía

¿Se llevan bien la chanson y el rock?

Con banda sí, en solitario ahora es más bien folk, algo más intimista, pero nunca pop. Es otra de las diferencias y características especiales.

Me gustaría saber qué significa Málaga para usted. ¿Sigue ligado a nuestra ciudad o es una muesca más en su mochila vital?

Málaga soy yo mismo, y es el mar, del cual nunca podré escapar, es toda una memoria sentimental imposible de desligar, mi familia, mis libros, mi lugar... Conozco sus defectos, y me duelen sus desplantes... Siempre fui un extraño en la ciudad del paraíso, un personaje tímido y sensible en la ciudad de la alegría que buscó refugio en la literatura o el cine.

Da la impresión de que de un tiempo a esta parte la pasión que se vivía en España por la nueva chanson, gracias al esfuerzo de Green Ufos, se ha ido diluyendo poco a poco. ¿Tiene la misma sensación?

Sí y me alegro, porque fui en contra de las modas, con L’Avalanche van más de diez años... Ahora miro hacia atrás, veo los proyectos de ida y vuelta, y me veo como un solitario corredor de fondo que no tiene que ver con los que ganaban las carreras delante, ni con los que cayeron en el camino.

Está recibiendo un notable empujón desde Radio 3 y algunas publicaciones independientes. ¿Le gusta ser de culto? ¿Es una etiqueta necesaria dado vuestro repertorio?

Radio 3 y la crítica especializada siempre consideró de calidad el proyecto. Soy consciente de lo minoritario de mis canciones, de ahí la etiqueta de culto, pero es un orgullo haber llegado a ser referencia nacional a través de estos medios con tan poca ayuda.