Se define como una «europea convencida» desde hace treinta años: «París es mi casa y el resto de Europa es mi jardín». La actriz Victoria Abril, que ha amadrinado el decimoctavo Festival de Cine Francés de Málaga, es una defensora a ultranza del cine europeo, «no tiene nada que ver con las banderas».

«Las películas más taquilleras de este año han sido francesas no americanas, como Intocable. El cine francés se está llevando ahora los pelotazos gordos y no sabes la alegría que me llevo de que sean películas europeas. Da igual que sean españolas, francesas, italianas, portuguesas... Lo importante es que nuestra cultura, con nuestras diversidades y pluralidades, sea más cercana», afirmó.

Preguntada por qué debería aprender el cine español del francés, Victoria Abril contestó que los franceses «se quieren más». «Los españoles tenemos que querernos un poco más».

En este sentido, Abril rechazó tajantemente trabajar en Hollywood: «Me provoca acidez. Tres meses con acidez de estómago es insoportable. Allí sólo se puede ir enamorado, porque cuando estás enamorado te da igual todo, ocho que ochenta, pero si no es muy aburrido».

«Entre los diferentes países de Europa no hay diferencias en el trabajo, sólo diferencias entre películas buenas, malas y regulares, y donde si hay mucha diferencia es entre el cine europeo y el de Hollywood, y no tiene nada que ver la manera de trabajar».

Por ello, la actriz consideró: «Allí, el director es un imbécil al que se le echa cuando nos da la gana, y las películas no las monta el director, sino el productor después de haber pasado por el público, por eso todas tienen el mismo formato. Al final, las películas, en vez de tener el punto de vista del autor, acaban siendo una especie de producto que tienes la sensación de conocer. Ese cine no me interesa».

De esta forma, la protagonista de Átame lamentó que el cine europeo «no tenga visibilidad en España». «Sólo la tiene el cine americano y alguna que otra película española».

Hay muchos directores europeos con los que Victoria Abril le gustaría trabajar, pero no nombró a ninguno. «Elegir es renunciar y no pienso renunciar a ninguno. Ya no hago castillos en el aire, meto todo mi entusiasmo sobre algo concreto. Me gusta que los directores me llamen, cosa que no puede ocurrirte en Hollywood, porque te llama el productor, no el director».

Respecto a la crisis, Abril aseguró que ella empezó a trabajar en el mundo del cine en el año 1974 y «ya estaba crisis». «Hemos tenido muchas crisis, de historias, de material técnico, de dinero, de inspiración, y la última es la crisis de la distribución. Sabemos contar historias, tenemos buenos actores y equipos técnicos, pero lo que no tenemos son cines», agregó la intérprete, que no obstante sostuvo que con más de treinta años de carrera y más de cien películas en su filmografía «no tiene de qué quejarse».