Afortunadamente, ya no es una raya en el agua que se reconozca la obra del dramaturgo Miguel Romero Esteo (Montoro, Córdoba, 1930). Ayer, el escritor afincado en Málaga recibió el Premio Andalucía de la Crítica de Teatro 2013 por su totémica obra Tartessos. Un reconocimiento que se suma a su reciente nombramiento como Hijo Adoptivo de Málaga.

El jurado del citado galardón ha destacado que «se trata, sin lugar a dudas, de una de las grandes obras contemporáneas por la conformación de un mundo primigenio que nace con la solvencia, el rigor y la trascendencia de la palabra poética. El texto, de gran belleza literaria, llega a fascinar, fruto de la imaginación desbordante del autor, que nos transporta a otra época, a otro mundo, a otra forma de entender y de vivir la existencia con gran verosimilitud y con gran enorme acierto creativo. Todo un canto al teatro como acto creador y representativo pero también como instrumento simbólico y agitador».

Porque hay mucho de díscolo y de inconformista en este dramaturgo y profesor universitario, un hombre que destacó por su activo compromiso antifranquista y que después ha huido siempre de las oficialidades y de los circuitos literarios que frecuentan los pasillos institucionales -él mismo gusta de definirse como «un culillo de mal asiento»-. Para muchos, Romero Esteo es lo más cercano a un gurú intelectual que tiene nuestra urbe, ciudad que le ha visto crecer y que ha recibido tanto a través de la obra y de las enseñanzas de este profesor universitario que tiene 83 años pero que mantiene su actitud insobornable, a contracorriente, sin cesiones.

Un vistazo a su currículum impresiona: En 1985, desde Estrasburgo le otorgan el Premio Europa por su obra Tartessos y este mismo año obtiene el Premio de Teatro Enrique Llovet, convocado por el área de Cultura de la Diputación Provincial de Málaga, por Gárgoris, rey de reyes. En 1992, la Junta de Andalucía le concede el Premio Andalucía de Teatro. En 2008, el Ministerio de Cultura le otorga el Premio Nacional de Literatura Dramática por su obra Pontifical, una crítica antisistema escrita en 1966 y editada clandestinamente en cciclostil en 1970. La Junta de Andalucía, también en 2008, le concede el Premio Luís de Góngora y Argote, destinado a la mejor trayectoria literaria, por el conjunto de su obra.

El Premio de la Crítica Teatral por Tartessos, revisada y ampliada, que ha sido publicada en 2012 por Fundamentos, viene a completar el homenaje a su figura y a su compromiso teatral. La Asociación Andaluza de Dramaturgos, Investigadores y Críticos Teatrales nació con vocación de aglutinar a dramaturgos, investigadores y críticos de la escena andaluza, y así poder contribuir a la recuperación del teatro como uno de los géneros literarios por excelencia, junto a la poesía y la narrativa.