La escena musical malagueña cuenta desde hace cerca de una década con una formación que ha sabido encontrar un lugar destacado gracias a su particular forma de hermanar estilos como el ska, el flamenco o el rock y salpimentarlo con letras cercanas y comprometidas con la realidad que nos rodea. A los Jarrillo Lata no les hace falta presentación en Málaga, donde su impronta sonora y sus arrebatadores directos les han proporcionado una popularidad que ni ellos alcanzaban a imaginar en 2008, año en el que ofrecieron su primer recital, en Arriate. Como tampoco podían imaginar que su música, en concreto la canción El que tenga tu compañía -perteneciente a su segundo álbum, Folklóricos anónimos (2012)-, fuese a día de hoy la más demandada entre los usuarios malagueños de Spotify, por delante de artistas como Daddy Yankee, Gemeliers, Vanesa Martín y El Barrio.

El pasado 13 de junio, Jarrillo Lata lanzó su tercer trabajo discográfico, Los calambres del hambre, disco que consideran el mejor de su corta pero ascendente trayectoria y que ha recibido una importante acogida por parte del público. «Por primera vez hemos tenido a nuestra disposición un estudio potente, Puerto Records, y hemos contado con la producción de Manolo Toro. El gran cambio está sobre todo en el sonido. O al menos eso es lo que nos comenta la gente», relata el cantante Pepe Torregrosa, que se confiesa, al igual que el resto del grupo, «sorprendido» por el primer puesto alcanzado en el ranking de la plataforma musical. «No es que seamos el grupo malagueño que más se escucha en Málaga, sino el grupo que más se escucha en la ciudad. Algo sorprendente».

El líder de la formación -que completan Daniel Garry (bajo), Agustín Sánchez (guitarra eléctrica), Miguel Ángel Pérez (guitarra flamenca), Antonio Aguilar (batería), Sergio Pino (trombón y trompeta) y Daniel Lozano (teclados)-, explica que el título del álbum hace referencia a «la fatiga que está pasando la gente en general con la crisis» y al hambre que ellos mismos tienen «de dar a conocer» su música y de «seguir mejorando día tras día». «También viene a significar que el hambre agudiza el ingenio y las ganas. En los momentos de fatigas hay que pensar en cómo eso te ayuda y te motiva», relata Torregrosa.

La temática de las nuevas canciones es, «variadas, como siempre», aunque sin abandonar una de sus principales señas de identidad: la denuncia social. Desde el tema que abre el álbum, Jarrilleros Faranduleros -«un ska que defiende a los titiriteros y a los músicos, y sobre el poco respeto que hay hacia la cultura»-, hasta Mundo mudo -«que habla de todas las cosas que vemos a nuestro alrededor y que nos callamos»-, no son pocas las letras de Jarrillo Lata que pasan la cuchilla a la conciencia colectiva. Aunque en el disco también hay espacio para las canciones de amor y desamor, e incluso para propuestas veraniegas con «mucho cachondeo», como es El terral te va a enterrar.

Desde sus comienzos, la banda malagueña ha destacado por su calidad sobre el escenario, aspecto que tuvieron muy en cuenta los jurados de los diversos concursos a los que se presentaron, y de los que salieron con el primer premio entre las manos -Málaga CreaRock (2010), Viga´s Summer Festival de Almargen (2011) y el Concurso de bandas de El Burgo (2011), entre otros-, y que también conocen los programadores de festivales como La Monda Rock, Weekend Beach y Speto Sound, algunos de los más recientes en los que han participado. Pero ni la calidad de su directo ni liderar las escuchas de Spotify en su ciudad les ha servido -por el momento- para contar con el apoyo de la industria.

«No tenemos ni sello discográfico ni productora. Todo lo gestionamos nosotros. Después los indies salen todos los días en la tele, con las barbas y las gafas grandes... Están con Sony, dan 400 conciertos pero van con la etiqueta indie. Indies somos nosotros», dice con guasa el cantante, que confiesa que el éxito no le interesa: «Para mí el éxito es que no le falte nada a los míos, contar con el cariño de la gente y hacer música, que es lo que me hace feliz». Apunten el nombre de Jarrillo Lata. Con ellos no dejarán de mover las patas. ¡Parapapá!