Dos años de trabajo, sobre todo por las noches, cuando la inspiración flotaba entre los óleos de Paco Moreno Ortega, que en ese tiempo dejó de pintar para dejar paso al flamenco. Pero también durante el día, en sus paseos por Málaga, con papel en el bolsillo para apuntar las letras que le regalaba la inspiración.

El resultado se presentó el mes pasado en el Ateneo de Málaga: Flamenco. Copla y lírica popular andaluza (Editorial Jákara, 27 euros), un libro de 538 páginas en el que el pintor malagueño, de espléndidos 84 años, ha compaginado la labor didáctica con la poética, ya que es un estudio de todos los palos del flamenco, acompañado por cerca de dos mil letras flamencas del autor.

«Quien me animó a escribir este libro fue Gonzalo Rojo, que un día me dijo: ´Paco, las letras que tú escribes son cantables´. Entonces no le di mucha importancia pero un día me paré y me animé a estudiar el flamenco a fondo», explica Paco Moreno, que confiesa que siempre le gustó la faceta flamenca de Antonio Machado y Salvador Rueda.

Precisamente, el flamencólogo e histórico responsable de la Peña Juan Breva, Gonzalo Rojo, fue quien presentó la obra en el Ateneo y reconoció el esfuerzo del pintor malagueño.

Paco Moreno resalta que en todo momento ha intentado que las letras sean «cantables». «He tratado de que sean populares para que se puedan cantar y atraigan al público».

Su gran reto ha sido adaptar las letras a cada palo de flamenco «y también buscar la musicalidad y el compás». Desde la debla y la soleá a los tanguillos, pasando por los jabegotes, los caracoles, el mirabrás o las romeras. Y cada palo del flamenco explicado con el soporte de una larga bibliografía y ejemplos de letras tradicionales de cada palo que dan paso a las letras de Paco Moreno.

Además, el libro incluye un apéndice con los cerca de 150 cantaores y tocaores citados.

Para Paco Moreno los temas del flamenco son los mismos que los de la literatura universal como el amor o la muerte. El artista detalla que para palos tan conocidos como las soleares ha escrito «entre 300 y 400 letras» y de seguiriyas unas 190. «Y luego un tipo de letrillas que no son cortas sino historias que se cuentan en 15, 20 o 30 versos», señala.

Entre los palos favoritos del pintor están la serrana, la soleá -«la gran señora del flamenco»-, las malagueñas y los fandangos.

Una de las ilusiones del artista es que estas letras terminen pasando al acerbo popular y las haga suyas el mundo flamenco, aunque en ese caso, aventura, ocurrirá como señala Manuel Machado en sus versos: «Hasta que las canta el pueblo, las coplas, coplas no son y cuando las canta el pueblo, ya nadie sabe el autor».

El libro está además ilustrado con los dibujos del propio autor, que los ha regalado a la Peña Juan Breva. El propósito principal de este Flamenco es difundir este arte entre los más jóvenes, «gente a la que le gusta pero que no se enteran de lo que en realidad es el flamenco, para que el libro les abra las puertas».

Ya lo dice Paco Moreno:

«Málaga tiene lo bueno

de una cosa que se encuentra

entre la tierra y el cielo».