A poco más de ocho semanas para cumplir su primer año de vida, la sede malagueña de la Colección del Museo Ruso de San Petersburgo cambia por completo su oferta expositiva para dar paso a nuevos tesoros. Desde el pasado jueves, y hasta el próximo domingo 24 de enero, la pinacoteca del antiguo edificio de Tabacalera se encuentra en pleno proceso de desmontaje de las exposiciones actuales, la anual Arte Ruso. De los iconos al siglo XX, con la que se inauguró el centro, y la temporal Pável Filónov. Testigo de lo invisible, y el montaje de las nuevas: Las cuatro estaciones, que permanecerá todo el año, y la temporal La Sota de Diamantes, que se inaugurarán el jueves 28 de enero.

Una muda de piel que el Museo Ruso ha querido compartir con el público a través de visitas guiadas especiales, una actividad -la de mostrar los trabajos de retirada, embalaje, desembalaje e instalación de las obras que se marchan y las que llegan- que pocos centros en el mundo realizan. Además, se ha puesto en marcha un variado programa de acciones para mostrar esta transformación que se completa con talleres, charlas y proyecciones de cine. «De esta forma se enriquece el conocimiento sobre el propio museo y su funcionamiento. Así se hace también visible el espíritu de este proyecto. Y la gente lo agradece mucho», destaca su director, José María Luna, quien no duda en expresar su gran satisfacción por la marcha de este nuevo equipamiento, inaugurado el 25 de marzo del pasado año.

«Aunque aún es muy pronto para valorar un proyecto de esta envergadura, a lo largo de este primer año las expectativas se han cubierto con creces en todos los aspectos, tanto en las visitas como en la participación de las actividades», sostiene.

Publicaciones especializadas de repercusión nacional e internacional han destacado muy positivamente la apertura de la Colección del Museo Ruso en Málaga, llegando incluso a incluirlo entre las 10 instituciones culturales españolas más relevantes, según el portal Arte Informado. «La valoración ha sido muy positiva. Me quedo con eso y con el alto nivel de actividades que hemos realizado, que han ido desde talleres semanales a conciertos, microteatro, conferencias, seminarios...», sostiene Luna, que destaca que, además, el Museo Ruso ha trabajado de forma muy estrecha con los vecinos. «Hemos estado en el barrio y trabajado con ellos».

Sobre el futuro, José María Luna destaca que las posibilidades son muchas, ya que una institución tan prestigiosa como el Museo Estatal Ruso de San Petersburgo abre las puertas a un amplio abanico de posibilidades de colaboración con otros centros importantes, «como la Albertina de Viena, que colabora en la futura muestra de Georg Baselitz, o el Museo del Kremlin de Moscú».

Aunque reconoce que «siempre se puede mejorar» en todos los aspectos, Luna se llena de orgullo cuando encuentra en las salas de Tabacalera a malagueños que le confiesan acudir estos días a despedirse de su cuadro favorito. «Esto no se puede reflejar en ningún balance, aunque es realmente lo más valioso de nuestro trabajo».