«La técnica de luces dice que se lo pasa pipa porque cada noche ve una obra distinta», comenta el actor malagueño Manuel Jiménez, de 37 años. Algo así debe experimentar una pareja del público que ha asistido en cuatro ocasiones a la representación en el Teatro Alameda de Zannata Última noche. Es el último espectáculo del Teatro del Lazzi, una compañía malagueña fundada en 2004 y que está especializada en la comedia del arte, un género de teatro popular nacido en Italia en el siglo XVI y que además de influir a autores como Shakespeare, Cervantes o Lope de Vega, es el responsable indirecto de que media humanidad use en nuestros días una prenda universal, el pantalón, que deriva de uno de los personajes fijos de esta comedia popular, Pantalone.

Javier Oliva, de 32 años, actor y director, prefiere definirse como cómico y corago, un término de la comedia del arte que define al coordinador del material teatral, «porque los cómicos son los autores de su propio texto». Y para que quede claro destaca que «un espectáculo de comedia del arte está escrito en una página».

Y han rizado el rizo con Zannata Última noche que representan en el Alameda desde mediados de enero y hasta el 28 de febrero todos los fines de semana (viernes y sábados a las 21 horas y domingos a las 19 horas, entrada 10 euros). El motivo: la improvisación es la reina, hasta el punto de que es el público el que elige los personajes, incidentes, acciones y objetos de la obra, 20 elementos que pueden dar lugar a incontables combinaciones. Antes de que empiece el espectáculo se reparte al público unos papeles y el resultado de las votaciones aparece en una pizarra. Dará comienzo así un espectáculo de hora y cuarto en el que todo puede pasar y que tiene como protagonistas a dos criados (en italiano zanni, de ahí la palabra Zannata) que deben vigilar una puerta y sólo uno de ellos conservará su empleo.

«Buscamos el teatro imposible, algo que la gente diga que es imposible que esté pasando, un teatro que surge y muere y que cada día es un estreno mundial», cuenta Javier Oliva, que subraya que la improvisación es una técnica teatral que necesita muchos ensayos. «Es una técnica con sus normas y herramientas».

Máscaras clásicas de cuero. Los cinco actores del Teatro del Lazzi, cuatro hombres y una mujer, emplean máscaras clásicas de cuero realizadas por el mascarero uruguayo Jorge Añón y que les mete en el personaje hasta límites insospechados. «Hay veces que he dicho cosas en el escenario que no recuerdo, he tenido que ver el vídeo porque es el personaje el que cobra vida», confiesa Manuel Jiménez.

«No hay texto escrito, solo escenas, el director da las pautas y de ahí se sacan juegos escénicos», señala Álvaro Nielsen, de 34 años, otro de los actores. Por su parte Juan Bravo, el actor más joven, de 24 años, confiesa entre risas que «realmente al escenario sales en bragas, es lo que la gente quiere ver y es cuando más se disfruta».

Atentos a las réplicas de sus compañeros, destacan que el público se lo pasa en grande con esta improvisación continua que ha cautivado también a una de las capitales españoles del teatro clásico, Almagro, donde el grupo malagueño actúa cada año desde 2011. Para el 25 de febrero, a las 8 de la tarde, Día Mundial de la Comedia del Arte, preparan una charla en el propio Teatro Alameda, un encuentro gratuito con el público para que conozca los secretos e historias de este teatro popular que sigue arrancando carcajadas casi cinco siglos después de nacer.