El futuro se le presentó con 16 años, cuando el joven leonés fue enviado a Madrid para estudiar bachillerato y descubrió el mundo del arte. «Recuerdo que todos los domingos me iba al Museo del Prado y que al final sólo iba a ver un cuadro». En 1986, cuando tenía 25 años, Bienvenido Osorio Ramos (Ponferrada, 1959) celebró en la capital de España su primera exposición y desde entonces vive del arte. Firma sus cuadros con los dos apellidos.

Desde el pasado 22 de septiembre y hasta el lunes 10 de octubre, inclusive, el artista leonés expone quince de sus cuadros en la sala Manuel Barbadillo, junto al CAC Málaga.

Miembro de la Asociación de Artistas Plásticos de Málaga (Aplama), se considera un trotamundos y de hecho los cuadros que expone, agrupados con el título de Estirando cuerdas, los pintó en la isla de La Palma durante el año pasado.

Ahora, ha decidido dejar de recorrer kilómetros y asentarse, definitivamente, en Málaga, donde reside desde finales de enero. «Me dije, voy a Málaga y si me gusta me quedo y si no, el último recurso será Madrid. Pero a los dos meses me dije: este es mi sitio».

Como explica el artista, sólo contemplaba dos opciones: Madrid y Málaga. «Había estado en Málaga hacía 15 años, sigo mucho el mundo del arte y Málaga, aparte de la luz y el clima, ha tenido en los últimos 10 o 15 años una evolución cultural y artística muy grande», argumenta.

Bienvenido Osorio vive en Huelin, frente a la playa, y cuenta además con un taller a 200 metros de su casa.

El título de Estirando cuerdas, su primera exposición malagueña, hace referencia a esa necesidad vital de asentarse de forma definitiva en un sitio. En los 15 cuadros de esta muestra puede verse su penúltima indagación artística, una pintura de abstracción geométrica y elementos del pop, con obras como La niña en Babia, Otra ciudad perdida o El amor, el destino o la puta mala suerte.

Y es la penúltima indagación o etapa porque, como explica el pintor, en su trayectoria hay una continua búsqueda, una reinvención constante, algo que, reconoce, en su caso «creo que es un problema, más que una ventaja, porque me canso, es un año y medio o dos años haciendo una serie y se acabó».

Por eso, considera los cuadros expuestos en la sala Barbadillo una etapa zanjada, ya que en la actual incorpora la madera: «Se puede decir que son bajorrelieves, con 10 o 12 centímetros que se salen de la horizontalidad del cuadro, maderas superpuestas».

Vinculado artísticamente durante unos años al 15M, cuando realizaba exposiciones con personas «que ocupaban espacios públicos por el tema de la vivienda», ha vuelto al circuito comercial en Málaga y se ha integrado en Aplama. El próximo mes participará con la asociación en una exposición colectiva en el Muelle Uno. Osorio Ramos quiere seguir creando en su ciudad de adopción.