El nombre de Stephan Balkenhol está indisolublemente unido al Centro de Arte Contemporáneo de Málaga: del alemán es la popular escultura de un hombre en singular pose delante del antiguo Mercado de Mayoristas. Después de diez años sin exponer en España, Balkenhol trae al centro malagueño lo mejor de su última producción, una treintena de esculturas que ahondan en las claves de la obra de Balkenhol. La muestra se podrá ver hasta el 22 de abril.

El autor mantiene aquí su conexión con la Grecia Clásica, a partir de la obsesión de aquellos por ratificar y sublimar la importancia del ser humano; pero el germano elimina las emociones comunes en las figuras de entonces y las somete a una abstención general de expresividad. Así, por ejemplo, en la exposición del CAC encontramos Vase y Hermaphrodit, dos piezas vinculadas con aquella época y formas (y con la libertad en la sexualidad en el fondo del mensaje).

Stephan Balkenhol utiliza la madera como material principal para crear sus personajes cotidianos, manteniendo en sus esculturas marcas del proceso de la talla directa. La aspereza del desbaste contrasta de manera especial en el juego de texturas de la obra. Un peculiar diseño acompaña a personajes tan característicos y aparentemente comunes del escultor.

Material

Balkenhol trabaja la madera desde su infancia. Eligió este material debido a su facilidad a la hora de ser manipulado, además de ser liviano y poder trabajarse de manera independiente, sin necesidad de un equipo, algo impensable a la hora de manejar otros materiales como la piedra o el hierro. La pintura consigue que se olvide hasta del propio material, lo que hace que las esculturas aparenten ser más reales y vivas.

«Mis esculturas no cuentan historias, en ellas hay algo secreto, pero a mí no me corresponde revelarlo, sino al espectador descubrirlo», indicó ayer el artista alemán.

Por su parte, el director del CAC Málaga, Fernando Francés, aseveró que Balkenhol «es uno de esos escasos escultores que ha sabido moverse en la frontera de lo moderno y la vanguardia más comprometida siendo al tiempo respetuoso con la herencia de la escultura tradicional y clásica». «Su nombre debe equipararse a los de Alberto Giacometti, Julio González y Georg Baselitz en su actitud y en su capacidad para hacer nuevo algo que, en realidad, siempre ha existido», concluyó el director del centro malagueño.