Una factura más alta de lo esperado, un gasto inesperado o una nómina que no llega puede hacer temblar nuestra cuenta y llevarla a los números rojos. Esto hace que el cliente no tenga saldo suficiente para hacer frente a sus pagos y la entidad bancaria se disponga a anticipar esos fondos. El hecho de que el consumidor no pueda hacer frente a los gastos se conoce también como descubierto.

Sin embargo, ese adelanto puede salir muy caro. Los bancos tienden a cobrar estos adelantos a alto precio, siempre y cuando esto sea posible. En las ocasiones en los que el cliente no es responsable de ese descubierto, el cobro de comisiones por esta causa está prohibido.

Si en la cuenta bancaria hay números rojos, la entidad bancaria podrá aplicar una comisión por reclamación de descubiertos por informar al cliente y solicitar la devolución del capital prestado. En estos casos la cantidad que aplica el banco es una cantidad fija que se emplea para reclamar al cliente su saldo negativo. No obstante, el cliente puede evitar que se le aplique esta cifra, ya que los bancos tienen la obligación de acreditar que han prestado un servicio a su cliente para reclamarle esa deuda.

Las entidades pueden también cobrar intereses sobre esos números rojos y, además, una comisión por haber puesto dinero para cubrir todos los cargos para los que no había saldo suficiente. Por otro lado, dejar de pagar la deuda acumulada en la tarjeta de crédito no es tampoco una alternativa barata, ya que los bancos aplicarán un interés de demora sobre la deuda. Por su parte, sobrepasar el límite de crédito fijado inicialmente también acarrea una sanción.