La Galería de Arte Contemporáneo de Málaga (Gacma) inaugura hoy una exposición de 31 obras inéditas del malagueño Enrique Brinkmann, uno de los artistas locales con más prestigio en el mundo del arte. Mostrará hasta el 18 de junio sus nuevos "experimentos" sobre mallas metálicas, un formato con el que lleva trabajando 10 años y con el que ha logrado sorprenderse una vez más.

-¿En qué nueva aventura artística se encuentra sumergido Enrique Brinkmann?

-En esta exposición hay obras que son posteriores a la retrospectiva que hice en Málaga. Hay cuadros que siguen jugando con las transparencias, los que están hechos sobre mallas, un material con el que llevo trabajando ya bastante tiempo. Me interesa el espacio que se crea entre el cuadro y la pared y están realizados directamente, afrontando el cuadro digamos que por delante, de una forma tradicional. Posteriormente, en algunos cuadros que también están aquí y que son de una nueva etapa, puse color por detrás. Al filtrarse el color a través de la malla me sorprendió el efecto que creaba, y decidí ampliarlo a la totalidad de la obra. ¡Fue un descubrimiento como el de la manzana de Newton! Los últimos cuadros expuestos están pintados, por una parte por delante, y otra parte por detrás, filtrando la pintura. La masa de color, cuando atraviesa la malla, tiene una luz especial; crea un efecto visual y plástico que me interesa mucho.

-Esa masa de pintura da a la obra de arte un toque casi escultórico.

-Totalmente. Abuso de la masa de color porque al cuadro le sale algo parecido que me recuerda mucho al encalado de las casas de los pueblos de Málaga. Esos bultos de mis cuadros parecen el encalado, algo tan andaluz, tan de Málaga. Eso me ha gustado. La significación de las obras va más por el camino de las sensaciones plásticas que aportan. De todas formas, ya veía agotadas las posibilidades de las primeras mallas transparentes, así que experimentar con estas texturas y darles este tratamiento ha sido un soplo de aire fresco.

-¿En qué momento un artista se da cuenta de que ha agotado todas las posibilidades con un formato?

-Cuando uno tiene la sensación de que se está repitiendo es cuando se da cuenta que ha exprimido todas las posibilidades de un determinado formato. El que estés diciendo algo que has dicho. Esa es una cosa que me crea mucha inquietud porque creo que eso no es propio del arte. Si uno mismo no se sorprende, no puede sorprender a los demás. Cuando uno se repite es como una especie de amaneramiento artístico. Yo empecé con las mallas en 1997; llevo poco más de diez años, y ya veía todas las posibilidades como completas, terminadas. Esta nueva utilidad para los soportes de malla creo que me amplía el horizonte para más tiempo.

-¿No le inquieta no encontrar un nuevo formato con el que experimentar?

-Es una gran angustia pensar el "¿y luego qué?". Bueno, pero los soportes no son siempre la razón de ser. En pintura, una cosa muy importante es el color, el ritmo que tenga el cuadro, la forma... Pero también la forma de poner el color. Un pintor, siempre que ve el cuadro de otro, presta atención a cómo ha puesto el color. Esa forma de poner el color tiene mucho sentido.

-La gran mayoría de lo expuesto en Gacma es de 2008. Un año movidito por lo que se ve.

-[Risas] Sí; es que no paro.

-¿Málaga trata bien a sus artistas?

-Yo diría que Málaga trata muy bien a los artistas. Yo no me puedo quejar: la exposición en Gacma, la retrospectiva,... Mi hija que está empezando ha sido muy bien recibida, tanto por las instituciones como por la sociedad en general. Sí, creo que Málaga trata muy bien a sus artistas.

Gacma se vuelca con el artista La exposición de la última obra de Enrique Brinkmann ha llevado a los responsables de la Galería de Arte Contemporáneo de Málaga a desmontar su colección para mostrar las 31 obras del malagueño -la mayoría de gran formato- en todas sus salas. Es más, para la muestra se ha editado un catálogo seriado con una serigrafía firmada del artista, informó el responsable de Gacma, Cecilio Rodríguez. Este catálogo se podrá conseguir por un precio de 350 euros, aunque por reserva, pues tiene una edición limitada y realizada por la misma galería. Rodríguez destacó en rueda de prensa la continuidad de la obra de Brinkmann, que si bien siempre se encuentra sumido en la experimentación y muestra "puntos de ruptura" con su obra anterior, "su evolución es continua, pues el proceso de experimentación siempre es coherente".