Casi sin darnos cuenta han pasado las ferias amables de San Juan y San Pedro y ya nos encontramos de lleno ante los siempre ruidosos sanfermines. Vuelve a subir la temperatura y la tensión de la temporada. Mañana tendremos el primero de los encierros. Serán los toros del Conde de la Corte, que por la tarde despacharán Miguel Abellán, Francisco Marco y Serafín Marín, los que tendrán el honor de abrir tan popular, colorista y emotiva manifestación torista. El lunes día 14, serán los pupilos de Núñez del Cuvillo, los que pongan fin al abono, y para su lidia, la casa de Misericordia ha contratado a la terna formada por Enrique Ponce, El Juli y José María Manzanares. Y entre el principio y el final, Castella, Perera y El Cid, que hace doblete, elevan el tono de una programación que se excede en la inclusión de toreros de poco relieve.

Valencia. Por su parte, Valencia es la otra feria que pone nota antes de afrontar el largo e intenso mes de agosto. En la edición de este año de la Feria de Julio, la empresa Serolo se ha medido a la hora de ajustar toreros de poco presupuesto y se aprecia el esfuerzo que ha hecho en la contratación de los de arriba. De los matadores que polarizan la atención del público, Enrique Ponce en su doble comparecencia, Perera, El Juli, Cayetano, Talavante o Castella, se espera la mejor respuesta. Si al final cuidan el toro con el cariño que la afición valenciana se merece, habrá que hacer público reconocimiento de su buena gestión. De no haberse producido las ausencias de Morante de la Puebla y José Tomás, la feria habría alcanzado el máximo calificativo.

Toreros de arte. De una parte el joven veterano Manzanares, y de otra el todavía muy nuevo Cayetano, están coincidiendo en los carteles con cierta frecuencia. Esta tarde, en Barcelona, se vuelven a encontrar en un mano a mano que atenúa el rejoneador Diego Ventura. Es norma no escrita, pero sí reforzada por la lógica del buen gusto, que los empresarios ofrezcan a los aficionados carteles compuestos por toreros que sin ser iguales sí tengan parecido concepto en origen. Morante sería el tercer hombre que debería lucir en el cartel ideal de toreros de arte. En esta ocasión, el orden no quiere decir otra cosa distinta a que es el que falta para completar una terna ideal.

Cogidas. Atención al comportamiento del toro, la elección de los terrenos adecuados a la hora de ejecutar cada una de las suertes, la colocación a la hora del cite... Todos los movimientos inherentes a la lidia, deben estar presididos por esa tensión que hace que los reflejos del torero estén siempre activados. Muchas han sido las cogidas graves que se podían haber evitado de no haber cambiado la tensión por la relajación.

Esta reflexión viene a cuento porque durante estas semanas de ferias amables han caídos tres toreros, dos de plata, Adrián Gómez y Juan Montiel, y el matador Sebastián Castella, y en los tres percances, de forma muy evidente en los sufridos por los hombres de plata, la precipitación y también el exceso de confianza a la hora de elegir los terrenos, han sido determinantes para que se produjera los percances. Por su parte Emilio de Justo, recibía una cornada de pronóstico menos grave el día que confirmaba alternativa en Las Ventas. Era otro escenario y otra responsabilidad.

Castella. Sin embargo, la cogida al torero francés le llegaba por el camino de la entrega, por la búsqueda de ese triunfo que tardaba en producirse y que le descolgaba de ese pelotón de distinguidos que se disputa cada tarde el mando de las ferias de postín. Cuatro orejas, aunque se logren en plaza de segunda como es la de Algeciras, tienen su peso. Esperamos que nadie le diga a Castella loco por recurrir a la épica de la entrega para lograr el objetivo del triunfo sobre todas las cosas. Siempre han sido así las cosas de las figuras del toreo.