Como si nada hubiera pasado, Marbella volvió ayer a extender su alfombra roja. La asociación anti-sida Concordia, que preside la Princesa María Luisa de Prusia, convocó a más de 380 comensales sin problemas de hipoteca. Todos ellos, dispuestos a pagar 280 euros por degustar un exclusivo menú en las terrazas que el Hotel Marbella Club atesora junto a la playa.

La causa merecía la pena. La celebración de esta gala supone un importante incremento en las arcas de este colectivo que, desde 1994, atiende a personas afectadas por el virus VIH. Pero, además, la elección de Marbella como ya tradicional sede es un importante impulso de autoestima y buena imagen para la ciudad, que vuelve a ver reflejado su litoral en los brillantes de los cuellos más afortunados -aunque sólo sea económicamente- del mundo.

"Marbella necesita atraer gente que pueda gastar dinero. Su única industria es el turismo", recordó a este diario su anfitriona, la Princesa María Luisa, quien calculó que la recaudación de la fiesta superaría los 150.000 euros.

Con este ´pan´ bajo el brazo llegaron poco a poco los invitados, que, antes de pasar al comedor, no se libraron de hacer cola ni de posar ante los flashes -especialmente deseados por más de algún interesado en figurar más que en colaborar-.

El colorido de los vestidos femeninos, no siempre acompañados por la elegancia, contrastaba con la oscuridad de los esmóquines masculinos, a pesar de que algunos optaron por el blanco o incluso algún que otro estampado poco discreto.

Celebridades. El desfile de celebridades comenzó por Quincy Jones, el legendario productor de Michael Jackson entre muchos otros, quien acudió acompañado por el showman estadounidense Chris Tucker, conocido por su participación en las ´pacíficas´ películas de Jackie Chan. Ambos adelantaron que están preparando un proyecto cinematográfico en común.

La realeza europea ocupó un lugar importante en esta edición de la veterana gala Concordia, con la asistencia, entre otros, de los príncipes de Yugoslavia y las princesas Ira de Fustenberg y Beatriz de Orleáns; además del príncipe Georg Friedrich de Prusia como invitado de honor.