Estoy vivo o es la antesala del infierno". La frase no es de Luis Buñuel, pero casi. Es de alguien muy cercano, el guionista Jean Claude Carrière. La dijo tras un accidente de coche en el trayecto de Teruel a Calanda y está en el germen de ´El último guión´, pues en ese viaje propuso un recorrido por los sitios de Buñuel en el que contar a la cámara sus recuerdos, algo que luego se transformó en un ameno diálogo con el hijo primogénito del histórico cineasta. Juan Luis Buñuel (París, 1935) presenta estos días el filme.

–Dice en la película que la Guerra Civil acabó con las raíces...

–Mi padre no rompió con las raíces, en todos sus viajes y lugares estaban los amigos republicanos en el destierro. Yo era niño y siempre recuerdo en casa que yo me despertaba y los oía hablando y blasfemando sobre Franco y el frente de Teruel y si esto y aquello. El dolor que quedó fue tremendo; perdieron su familia, su tierra, su patria. Fue terrible..

–¿Qué pensaría ahora del movimiento por la recuperación de la memoria histórica?

–Él era pro republicano y antifascista, así que le gustaría saber que la gente está recuperando aquella etapa. A veces se le veía triste en casa y decía que estaba pensando en García Lorca y en cómo le llevaban a la muerte, en lo que Federico sabía que iba a pasar, su miedo.

–Federico García Lorca aparece como un personaje fundamental en la vida de su padre...

–Sí. No tanto por lo que había escrito, sino por el personaje. Decía que él mismo era su obra de arte. Admiraba su manera de ser.

–El otro personaje clave de los años de formación es Dalí.

–Fue un traidor.

–"Pobre Salvador", dice en un momento de la película citando a Alberti.

–Sí, porque trabajaban juntos y se revolvió contra todos los amigos. Recuerdo que en una exposición de mis esculturas en Nueva York estaban Calder y Miró, y este nos contó que en el Central Park se acababa de cruzar con Dalí, que bajaba de un cadillac y le dijo "¡Joan!", pero él giró la cara y le dejó plantado. Es terrible, pero él lo buscó así. A mi padre lo denunció como ateo y comunista y se alegró de que Franco ganara la guerra. Eso no es posible. ´Salvador Dalí avida dólares´, es un juego de palabras que hacía Breton. Pero lo triste es que los últimos 40 años estuvo rodeado de lameculos y gente tonta; prefirió eso a los amigos. Al final, yo estaba comiendo en Madrid con Alberti cuando se estaba muriendo y me dijo: "¡Qué triste que no tenga nadie que le quite los tubos y le deje morir con dignidad!".

–¿Por qué no regresó del todo su padre a España, ni siquiera tras la muerte de Franco?

–Porque tenía su casa en México, mi madre quería su casa y él estaba muy tranquilo. Venía a Europa a trabajar y después allí tenía sus libros y todo. Mi madre no quería irse de México.

–¿Por qué no trabajó en Hollywood?

–En primer lugar porque la gente no lo aceptaba. Iba a quedarse, pero como no había trabajo doblando películas, surgió un proyecto en México y nos fuimos.

–Pero ¿rechazaba también esa manera de hacer cine?

–Cuando ya tenía más nombre, le ofrecían lo que quisiera en Hollywood, pero él no quería meterse en ese mundo, que es asqueroso y horrible.

–También decía que si una película tenía éxito comercial es que había hecho algo mal...

–Sí. No estaba contento si funcionaban. Él hacía películas para los amigos, la gran masa de público no sabía qué era. Le satisfacía que la película gustara a sus amigos, su opinión era importante.

–¿Por qué cree que no volvía a ver sus películas o es un tópico?

–Le aburría. Él las escribía, ya sabía lo que iba a pasar y a veces incluso era una lata para él filmar. Grababa la película ya con el montaje previsto, le decía cuatro indicaciones al montador y ya sabía lo que era.

–¿Diría que su padre fue siempre fiel al comunismo?

–Más que comunismo, al lado liberal. El comunismo fue importante durante la guerra contra Franco y contra Hitler..

–Pese a ser historia del cine, se dice que su padre murió con dos trajes y poco dinero. ¿No le interesaba?

–Nada. Le interesaban las pistolas, los rifles y el buen alcohol; no hablo de vinos de mil dólares, sino de un buen Rioja, un buen güisqui y una buena ginebra.

–¿Le dijo alguna vez cuál era la película de su vida?

–Decía que en las tres primeras estaba completamente todo su cine: ´Un perro andaluz´, ´La edad de oro´ y ´Tierra sin pan´. En todas, menos ´Robinson Crusoe´, se mezcla lo mismo: unos burgueses, como era mi padre, alrededor de una mesa.

–La muerte es una tema clave en Buñuel. Carrière dice que es una obsesión española. ¿Van a desvelar alguna vez qué hicieron con las cenizas de su padre?

–No se sabe dónde están. Fue cosa de mi hermano [Rafael] y no sé lo que hizo con ellas ni me importa. Una vez muerto, no importa nada si hay cenizas o no.