Son fiel reflejo y la viva muestra de que es posible, aunque admiten que no es frecuente aún que la mujer desempeñe este tipo de empleos. Tímidamente se van posicionando en un mundo mayoritariamente de hombres demostrando día a día que son igualmente capaces y profesionales.

La Opinión de Málaga ha contactado con mujeres que desempeñan en Málaga oficios y profesiones singulares. Al principio, a algunos les sorprendía su presencia, pero ahora dicen estar plenamente integradas, no sin voluntad y esfuerzo. Muchas de ellas han abierto el camino y aseguran que ya cuentan en sus respectivos campos con más compañeras y que además se han convertido en uno más en sus ámbitos laborales, copados aún mayoritariamente por hombres. No es cuestión de sexo, sino de desempeñar el trabajo de forma correcta y profesional, aseguran.

Alguien tiene que abrir camino y ellas han aportado mucho más que un granito de arena. Mª José, Esperanza, Juanita y Rocío. Dirigen el trabajo en una cantera, se ocupan de la seguridad de las obras del metro, recorren las calles de la ciudad con su taxi o manipulan contendedores de hasta 30.000 kilos en el Puerto de Málaga.

Ellas no ensalzan su mérito, al contrario. Son mujeres en ´campo de hombres´ y han sabido lograr su hueco, un ejemplo para muchas y para muchos. Estas cuatro mujeres pisan fuerte cada mañana cuando van a trabajar y en ello ponen todo su esfuerzo. Desde luego hay una cuestión vital que les anima y que les ha hecho finalmente merecedoras de la ´victoria´: la ilusión por su trabajo.

Son sólo un ejemplo, pero hay muchas más malagueñas que se han introducido en sectores o empleos generalmente desempeñados por ellos, los hombres. Bomberas u obreras, entre un largo etcétera. Es cuestión de personas, de individuos, de metas y de empeño. Con voluntad, aptitudes y trabajo es posible desempeñar cualquier cometido. Así lo creen ellas. "Desde luego el trabajo tienes que hacerlo igual que ellos, para eso te pagan, evidentemente", comenta Rocío Benítez oficial manipulador de una grúa de 20 metros en el Puerto de Málaga.

Y además, en casi todos los casos han de ocuparse también de la organización del hogar y de coordinar o desempeñar al completo las tareas domésticas. Son mujeres anónimas, de bandera, de las que hay decenas en los hogares malagueños y a las que hoy 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, se rinde un sentido homenaje.

María José del Moral. Directora de la cantera Taralpe

"Estar en la cantera es lo que más me gusta, ponerme mis botas y mi caso y pasarme el día entero en la cantera, en una voladura. Me encanta. Me gusta mucho más que la oficina". Éstas son las palabras de una mujer de bandera, María José del Moral Quilez, casada con 33 años, que aunque es natural de Linares trabaja en Málaga.

Es responsable de producción de Áridos Andalucía Oriental como directora facultativa de la cantera ´Taralpe´ en Alhaurín de la Torre. Con 29 personas a su cargo, todos ellos hombres menos una mujer, Mª José es la que ´manda´ y coordina las tareas de extracción de materiales para su comercialización con los necesarios trabajos de reforestación de la cantera.

Es responsable además de la restauración y producción de áridos en la cantera de todas las actividades complementarias para el correcto desarrollo de las mismas: seguridad, calidad, mantenimiento, medio ambiente y control de la gestión administrativo-financiera (oficina). Durante 2009 la cantera Taralpe produjo 2.500.000 toneladas, además de ejecutar la fase de restauración prevista durante este periodo de forma satisfactoria.

María José es ingeniera técnica de Minas y entró en Financiera y Minera (FYM) hace ya siete años. "Empecé poquito a poco. Comenzaron a darme confianza y en siete años he promocionado tres veces. Mi empresa ha contado conmigo y el hecho de ser mujer no ha supuesto ningún problema", dice. La joven, que está embarazada de siete meses, admite sin embargo que su llegada a un campo mayoritariamente masculino sí despertó algún ´recelo´ en los orígenes. "Cuando llegas a la cantera siempre tienen alguna duda al ver que eres mujer y joven, pero te dejan trabajar y a mí me han respetado", declara.

En cualquier caso, María José reflexiona y comenta que aunque ella no ha tenido problemas, el sector en sí no te da tantas facilidades.

El día a día. "De todas formas antes también éramos nosotras mismas las que no elegíamos esas carreras porque pensábamos que eran de hombres y hemos ido haciéndolas y viendo que somos capaces", reflexiona esta profesional. La entrada fue buena, pero admite que era "la niña". "Mis compañeros me han apoyado y me han ayudado. Creo que ningún campo es de hombres, que somos personas y se trata de ser profesionales. Si dejas patente tu constancia y tu valía no vas a encontrar ningún problema", incide.

"Quizás al principio noté alguna reticencia, pero no he vivido machismo profesional. He tenido suerte porque me han dejado demostrar, lo que no quiere decir que haya tenido que hacer más que nadie, para nada", relata. Hay un punto a favor de Mª José y es que le "encanta" su trabajo. "Ponerme mis botas, mi casco y estar en una voladura me encanta", dice. Se incorporó a CGC (Compañía General de Canteras de FYM) hace 7 años, como técnico de áridos, como "staff" de apoyo a la dirección, tras año y medio fue nombrada responsable de cantera de Las Pilas, asumiendo la dirección técnica en voladuras de las canteras de Arcos, Montellano y Las Pilas. Tras 3 años, pasó a ser responsable de Producción Andalucía Oriental asumiendo la dirección facultativa de Taralpe

Es la pequeña de dos hermanas, ambas ingenieras Técnicas de Minas, nacida en el seno de una familia en la que la mujer siempre ha tenido un papel protagonista. "Mi madre es mi ejemplo a seguir, trabajadora, y luchadora… a la que conjuntamente con mi padre, le tengo que agradecer todo lo que hoy soy, tanto como persona como profesional", concluye Mª José.

Esperanza Mérida Rando. Guarda de la obra del metro

Las obras del metro de Málaga cuentan con una guarda muy especial. Esperanza Mérida Rando de 41 años lleva ya casi un año desempeñando estas funciones tanto en la oficina del Martín Carpena como en la de la calle La Unión. Se encarga del control de accesos, de forma que no entre nadie de fuera. "Vigilo los camiones y toda persona que quiera acceder a la obra", relata.

Esperanza como ella misma asegura se ha "reciclado". Trabajaba en una joyería, pero como el empleo estaba mal por la crisis tuvo que reinventarse. "Ha sido un cambio importante. Admito que lo he pasado mal", dice.

Afirma que mayoritariamente las personas con las que trata día a día son hombres. "Al principio al verme les parecía raro, más que nada porque no están acostumbrados", considera.

Esta guarda declara sin embrago que no ha tenido ningún problema en este sentido. "Me tratan muy bien y son respetuosos. Hombre, cuando llegas tienes que marcar un poco tu terreno y ya está", señala. "Tanto los guardas como la gente que entra y sale de la obra son mayoritariamente hombres", dice.

"Este trabajo es muy diferente al que desempeñaba en la joyería, evidentemente. Aquí no me encuentro mal, no hay actitudes machistas", relata a este periódico.

Esta mujer está separada y tiene dos niños e insiste en que el cambio ha sido radical, pero tenía claro que la crisis no iba a poder con ella. "He pasado de ir arreglada todo el día, al trabajar en una joyería, a ponerme las botas de seguridad y el uniforme de hombre", dice. Esperanza es otro claro ejemplo de superación personal y de empeño.

Juanita García Huéscar. Taxista

Ella y otras dos compañeras fueron las pioneras en Málaga en este sector, recuerda. De esto hace ya la friolera de 17 años cuando Juanita García, actualmente con 48 años, decidió subirse al taxi y trabajarlo. "Empecé en agosto del 93, soy de las más antiguas. Aquellos tiempos eran mas difíciles que ahora. La que ahora va entrando ya tiene el camino abierto. Te metes en un mundo de hombres, pero los compañeros se suelen portar bien y te ayudan hasta que aprendes", dice.

Juanita recuerda que por entonces los clientes se quedaban muy sorprendidos. "De todo, te encuentras de todo, desde gente que dice: ¡qué bien, una mujer taxista!, hasta otros que esperan a que cargues para coger otro". "El taxi es duro lo mismo para un hombre que para una mujer, aunque quizás nosotras llevamos más miedo por ser mujer". Juanita está casada y tiene dos hijos. Su marido también es taxista. "Ahora ya somos tantas que le he perdido la cuenta", comenta.

Rocío Benítez. Oficial manipulador de grúas

Rocío Benítez, de 40 años, lleva ya cinco como oficial manipulador de grúa, lo que se denomina trastainer. "Llevo una grúa de 20 metros y transporto en el Puerto de Málaga contenedores que pueden llevar hasta 30.000 kilos de peso", explica.

Rocío dice que fue la primera mujer que entró en Málaga a trabajar en el Puerto en estos cometidos. "Yo les abrí las puertas al resto de mis actuales compañeras", afirma, aunque se resta importancia ya que considera que su trabajo da igual que lo haga un hombre o una mujer mientras se haga bien.

"Tengo que admitir que todo el mundo estaba pendiente, imagínese, fue gracioso. Para ellos era nuevo", recuerda. "No es que tuviera que demostrar nada, sólo estar ahí y trabajar y así te ganas el respeto. Hoy soy una más y no he tenido problema ninguno", relata a este periódico.

"Primero empecé limpiando los barcos y ese sí es un trabajo más de hombres. Mi trabajo de ahora me gusta mucho y si puedo, quiero seguir subiendo en este puesto", dice. Rocío es divorciada y tiene tres hijas por lo que además ha de llevar para adelante todas las tareas del hogar.