«Se presentó en el juicio sentado en una silla de ruedas cuando sólo quince días antes lo habíamos grabado subido a un árbol y podando las ramas». Los investigadores privados están acostumbrados a este tipo de situaciones que pueden parecer cómicas y anecdóticas, pero que no dejan de ser un fraude a la Seguridad Social. Compañías de seguros y mutuas contratan los servicios de detectives cuando sospechan que un trabajador ha podido fingir una baja laboral. Y en la gran mayoría de los casos, tienen razón. El 90% de las investigaciones sirven para confirmar estos recelos y certificar que, efectivamente, el empleado miente.

M. A. Martín, de Ache Detectives, señala que este tipo de casos son los más numerosos en su empresa y que sus investigaciones son especialmente rentables para las aseguradoras, dado que sirven para descubrir a los tramposos y obtener pruebas concluyentes que sirven para proceder al despido justificado del empleado farsante. «Sin embargo, no existe otra sanción adicional para estos trabajadores que lo que hacen es un daño a su empresa, al resto de sus compañeros y defraudan a la Seguridad Social, porque los jueces de lo social que se encargan de estos casos no ofician a la Seguridad Social informando de este fraude», explica Martín. Como máximo tiene que pagar una multa y a buscar otro trabajo, «eso si no está trabajando ya y tiene otro empleo paralelo que, en ocasiones, le conduce a darse de baja en su empresa para poder atender la otra ocupación», explica.

Martín subraya que se trata sólo de una minoría de trabajadores, ya que la gran mayoría son responsables.

Para un detective es más fácil descubrir un caso falso de enfermedad física que otro de enfermedad psíquica. ¿Cómo saber si un trabajador que está de baja alegando depresión miente? «No basta con localizarle en la calle, porque en esos casos, siempre puede haber un diagnóstico médico que diga que si sale es porque es recomendable para la evolución de su patología. En estas situaciones, tenemos que advertir conductas incompatibles con la ingesta de medicamentos, como el consumo de alcohol, para demostrar el fraude», concluye.