Un disc jockey malagueño pagó a tocateja los más de 5.000 euros que le costó una mesa digital para mezclar sonido, algo básico para su profesión. Hizo la puja y la posterior compra a través de eBay, pero cometió un error: no usó los servicios que ofrece el portal para sufragar las adquisiciones, sino que realizó la transferencia al fondo bancario indicado en el anuncio cibernético por su cuenta y riesgo. Jamás recibió su pedido, aunque la Justicia ha podido dar, en sólo dos meses, con la supuesta autora de los hechos: una vecina del popular barrio neoyorquino de Harlem.

Los hechos ocurrieron en septiembre y, tras recibir la denuncia, el Juzgado de Instrucción número 7 de la capital, el fiscal y la unidad policial especializada en estos asuntos rastrearon la cuenta bancaria, radicada en una entidad estadounidense a nombre de la imputada.

Tras localizarla, se mandó un exhorto de cooperación internacional (comisión rogatoria) a las autoridades judiciales de EEUU, de forma que la mujer declaró por videoconferencia. El Estado español hubo de pagar tanto al traductor como al procurador y al abogado defensor, todos ellos presentes en la sede judicial de Málaga, mientras la interesada declaraba en un juzgado de Nueva York. La mujer, de raza negra y de mediana edad, reconoció los hechos pero explicó que ella se limitó a sacar el dinero de la cuenta y mandarla a través de la empresa Moneygram a un tercero no identificado a cambio de una comisión.

«Recibió una oferta de trabajo de un individuo no identificado en la que se le pedía que sacara el dinero del depósito y lo enviara a una oficina en otro país, algo complicado de rastrear, pero negó haber puesto el anunció en eBay», subrayan fuentes judiciales.

Lo cierto es que la imputada mostró su preocupación por haber recibido ya cuatro denuncias de este tipo. Las autoridades judiciales creen que actuó como «mula» de una organización internacional especializada en este tipo de estafas tecnológicas. Su contratante tenía apellido eslavo, pero nada más se sabe de él.

La chica podrá ser juzgada en ausencia, puesto que no se le pedirán más de dos años de cárcel.