He pasado seis años estudiando cosas técnicas pero si no sabes explicarlas es como un lápiz romo», cuenta el ingeniero malagueño Pablo Denis.

En la cita semanal en el PTA esta vez le toca actuar de presidente de la reunión de toastmasters (maestros de ceremonias en inglés), en concreto, es el encargado de presentar y conducir la casi hora y media de ejercicios de oratoria que se suceden de forma cronometrada, y no es una exageración: uno de los participantes cronometra las intervenciones y si el orador se pasa de tiempo, le saca la tarjeta amarilla o incluso la roja. Y es que los participantes tienen un papel concreto, que cambia todas las semanas, en la puesta en escena de cada reunión.

El objetivo final: acabar con esa punzada en el estómago, con los nervios de muchas personas que se enfrentan al atril y al público y convertir la intervención en una práctica natural en la que las ideas claras fluyan y atrapen a la audiencia.

«Es como un gran juego, un gimnasio de la oratoria», resume Brenda Padilla, norteamericana de Seattle que ha traído a Málaga este invento creado en su país en 1924 y que tiene 250.000 socios en todo el mundo.

Cada semana se reúne una veintena de personas en el salón de actos de la sede social del PTA, cedido por el director del parque tecnológico, Felipe Romera, que ha visto la utilidad de este club para perder el miedo escénico a hablar en público.

«Todo el mundo, da igual lo que quiera, saca algo de esto», señala Brenda Padilla, que hace dos años se sintió fascinada cuando descubrió este método de oratoria basado en el trabajo el equipo y en el apoyo mutuo y que tan importante es para las necesidades comerciales de las empresas. De hecho, comenta que en marzo el club comenzará a impartir también clases de liderazgo (la otra modalidad junto con la oratoria).

«Me enteré por un amigo, al principio fui sólo de oyente y conforme fueron pasando las sesiones me fui aficionando y a la cuarta reunión me hice socio», cuenta el empresario Enrique González de Gor, colaborador de La Opinión en esta misma página.

Los socios del club Toastmasters Málaga pagan una pequeña cuota semestral y a cambio reciben libros y tienen la oportunidad de ver sus progresos cada semana, evaluados por sus propios compañeros, que se fijan en aspectos como la gramática, el lenguaje corporal o la duración. Las reuniones semanales están divididas en muchos bloques para que el máximo posible de asistentes pueda medir sus fuerzas con el atril.

Rompe el fuego el presidente de la reunión, Pablo Denis, que con la espalda recta, la mirada fija en su audiencia y moviendo las manos con soltura, expone el tema de la semana, la actividad física, mientras Brenda Padilla informa de que todos los intervinientes deberán usar el verbo «escudriñar» en algún momento de su exposición.

Este gimnasio de la oratoria también cuenta con un pequeño apartado de chistes y citas para relajar el ambiente, del que se ocupa la publicista y relaciones públicas Claudia Villarreal, que confiesa: «Me encanta poder vencer el miedo a hablar en público, te da mucha salud mental y es muy importante para el trabajo en grupo con los compañeros; ayuda a no oxidarte».

Ningún síntoma de oxidación demuestra Enrique González de Gor planteando a sus compañeros discursos improvisados sobre muchos temas de actualidad. Cada orador es elegido por sorteo y sale a la palestra.

Lorena Blanpain es la encargada del siguiente bloque: los debates. Por sorteo cada orador debe ponerse a favor o en contra de un asunto, con independencia de cuál sea su postura personal. ¿Hay que europeizar los horarios de trabajo españoles?, ¿es correcto usar la cremación para calentar una piscina como ha ocurrido en un pueblo inglés? Utilizando la palabra de la semana, «todo se escudriña» y si importantes son los gestos, no lo es menos el no abusar de las muletillas, esas palabras y expresiones que, según comenta Brenda Padilla, «utilizamos para llenar los silencios» como es decir, o sea, en un momento determinado, por lo tanto o digamos, entre otras estrellas de la repetición.

El final de la velada llega con las evaluaciones finales hechas entre todos y el reparto de premios con foto incluida. «Lo mejor es que te sientes muy bien, siempre estamos animando a seguir y las evaluaciones siempre ofrecen una sugerencia o dos para ayudarte a mejorar», explica Brenda Padilla.

En la actualidad, en Andalucía hay dos club Toastmasters (en Marbella y en Málaga) pero la intención de Brenda es seguir creciendo para que estos deportistas de la oratoria puedan participar en competiciones nacionales e internacionales.

De momento, ya tiene un par de proyectos en ciernes: extender esta experiencia a la Universidad de Málaga y a la Cámara de Comercio y ofrecer la mitad de las sesiones en inglés. «En empresas como Ericsson, es la propia firma la que paga estas prácticas», cuenta Brenda.

Para informarse sobre los maestros de ceremonia el teléfono de contacto es el 678 649 137. Hablar en público puede ser un juego.