Ganó Rubalcaba y perdió Málaga. La dirección provincial del PSOE se quedó del lado del vencido, en este caso una Carmen Chacón que vio muy cerca la victoria, pero que, por segunda vez en pocos meses, tendrá que retirarse a sus cuarteles de invierno a la espera de nuevos destinos.

No ganan los socialistas malagueños para disgustos y tampoco, está claro, se les da últimamente muy bien lo de apostar. Tras las derrotas cosechadas en las municipales y las generales de 2011, suman ahora otra, de números, pero también moral, de ideología y de planes de futuro. El PSOE provincial no tenía sintonía con Rubalcaba desde hace mucho tiempo, no lo decían a gritos pero era sabido que su apuesta para suceder a Zapatero, mucho antes de que se decidiera, era Chacón.

Entre los malagueños y el entorno del nuevo secretario general no había cercanía, pero arrimaron el hombro en el camino hacia el 20-N y mantuvieron esa equidistancia entre los dos candidatos hasta hace muy poco. No se pronunciaron, pero sí que tenían a varios de los suyos de un lado y otro. Javier Carnero con Chacón, José Luis Ruiz Espejo, con Rubalcaba. Hasta que el miércoles dejaron claro su apoyo a la catalana de todos los delegados del sector oficialista, menos María Gámez.

La portavoz socialista en el Ayuntamiento de Málaga es la única que ha mantenido sin fisuras su apoyo a Rubalcaba, con un discurso propio que la coloca como «triunfadora» y que, quién sabe, si le traerá algún beneficio en un futuro cercano. Y vencedores han sido también los delegados del sector crítico, encabezado por José Aurelio Aguilar, que apoyaron al ganador y que salen del congreso sevillano crecidos, reforzados para hacer valer su postura y su peso dentro de un PSOE al que ahora se le avecina otro gran problema: la elaboración de las listas para las andaluzas. Todos los nombres que se barajan, y todos los que quieren ir, que son muchos, apoyaban a Chacón, pero el resultado de ayer habrá de dejar hueco para otros nombres y otras corrientes.

Los socialistas malagueños, al menos, consiguieron que su secretario de Organización, Francisco Conejo, formara parte del comité electoral que se encargó de supervisar la votación.

Del PSOE andaluz sólo se puede decir que su líder, José Antonio Griñán, ha cosechado una derrota nada dulce en el peor de los momentos, a escaso tiempo de unas elecciones que se presentan entre complicadas e imposibles. Queda por ver el peso que los andaluces tendrán en la ejecutiva federal, si lo tienen, aunque el futuro de Griñán, perdedor también frente a Chaves, no se presenta muy plácido después de ayer.