La Plaza de la Merced de Málaga albergó ayer por la tarde el que puede ser considerado el último gran acto de llamamiento a la huelga general de mañana, 29 de marzo, por parte de CCOO y UGT con la asistencia de los secretarios generales de ambas confederaciones, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez. Antes más de un millar de personas, los sindicalistas reiteraron que la huelga general es «justa, adecuada y proporcionada a la agresión que suponer la reforma laboral más lesiva de la historia de la democracia en nuestro país».

Toxo y Méndez, que llegaron a Málaga en tren con más dos horas de retraso tras perder el avión en Madrid, resaltaron la «marea de indignación» que han constatado entre la ciudadanía y llamaron a «perder el miedo» a participar en la huelga ante las «presiones» de determinados empresarios y la «propaganda» del Gobierno.

«El Gobierno habla de reformar cuando lo que hace es derrumbar las relaciones laborales y las garantías de los trabajadores», clamó Méndez. Toxo, por su parte, saludó a los malagueños y andaluces e hizo un guiño a los resultados electorales del pasado domingo, comentado que Andalucía, a la que se tacha de «aldea gala», ha devuelto la esperanza a los sindicatos sobre el éxito de la huelga general.

Los responsables sindicales hablaron de «chantaje» del Gobierno los ciudadanos a través de la reforma laboral, y alertaron de que la «demolición» de actual marco laboral ya se percibe con «cambios unilaterales en los convenios colectivos reducciones de jornada», además de los despidos. «Es un atropello sin precedentes. El Gobierno no nos ha dejado más opción que la huelga», aseguraron.

El Gobierno no rectificará. Por su parte, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, aseguró ayer desde Seúl que la huelga general no va a impedir que el Ejecutivo siga con sus deberes, pese a que los sindicatos apuesten por que habrá rectificación. Rajoy dijo que el paro no solucionará los problemas y tampoco influirá en el contenido final de la reforma. «Los sindicatos tienen derecho a convocar la huelga y el Gobierno tiene la obligación de seguir haciendo aquello que crea mejor para el interés general», señaló.

Los sindicatos advirtieron además de que la reforma laboral provocará a finales de 2012 un aumento de 630.000 parados –reconocido por el propio Gobierno– y una bajad de entre el 20% y el 30% de los salarios, según aseguraron poco antes del acto de la Plaza de la Merced los secretarios generales de CCOO y UGT, Francisco Carbonero y Manuel Pastrana. Los dos dirigentes lamentaron «la presión, la extorsión y las amenazas de despido» que han detectado en algunas empresas hacia los trabajadores que estén dispuestos a secundar la huelga, y añadieron que están estudiando poner las denuncias de algunos empleados en manos de la Fiscalía por si fueran constitutivas de delito.

Por este motivo, defendieron la labor de los piquetes sindicales que, a lo largo de las próximas horas y del día de mañana, visitarán centros y empresas para llamar a la huelga. «Los piquetes son absolutamente necesarios para contrarrestar la presión de las patronales, que han llamado a sus empresas a actuar con rigor contra la huelga».

Pastrana apuntó sobre la reforma que «sólo cabe tumbarla» por medio de un seguimiento masivo de la huelga. «A los que dicen que les es muy gravoso perder un día de salario, yo les diría que es lo mínimo que pueden perder. Con esta reforma, cualquier día se puede perder todo», apuntó. A este respecto, Carbonero añadió que la pérdida de un día de sueldo no es un gasto sino una «inversión» para no perder derechos.

«Hay miedo y hay presiones, y creemos que habrá trabajadores que no dirán que va a la huelga hasta el mismo momento de cerrar», opinó.