Málaga se encuentra entre las cuatro ciudades españolas más ruidosas de España que, a su vez, tiene el dudoso honor de ser el segundo país del mundo en el ránking, sólo superado por Japón, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Se calcula que un 20% de la población española, más de 9 millones de personas, conviven con niveles de ruido que sobrepasan los límites considerados adecuados para la salud humana, según recoge el estudio «Ruido y Salud» elaborado por el Observatorio Salud y Medio Ambiente DKV Seguros-GAES con la colaboración de la Fundación Ecología y Desarrollo (ECODES).

Ayer tuvo lugar la celebración del Día Internacional del Ruido, para lo que este observatorio llevó a cabo en Málaga, Madrid, Barcelona y A Coruña la iniciativa «Ante el ruido, no hagas oídos sordos».

Cuatro «cazaruidos», que estaban provistos de medidores acústicos informaron a los ciudadanos que encontraron a su paso de los beneficios de una «dieta silenciosa» y de lo negativos que resultan para la salud los altos niveles de ruido.

De este modo, la responsable de Gaes Andalucía, Maite Blanco, explicó que estos personajes iban a visitar los distintos puntos calientes de la ciudad para hacer mediciones e informar a quienes viven, pasean o trabajan cerca de los niveles acústicos de la zona. «Haste 65 decibelios es saludable para nuestros oídos, por encima de esa cifra es perjudicial», informó, al tiempo que indicó que el simple sonido de un claxon supera dicho límite.

Además, aseguró que un 8% de la población española tiene problemas auditivos, y no sólo personas mayores o con edades superiores a los 60 años, sino jóvenes que cada vez sufren más problemas auditivos. «Los dispositivos electrónicos hacen mucho daño», apunta. Según parece, entre un 5 y un 10% de las personas que utilizan auriculares pueden adelantar la aparición de problemas auditivos 20 años. Por ello, Blanco recomienda la «dieta silenciosa», que pasa por utilizar cascos con música una hora al día y con el volumen al 60% de su capacidad, comprar electrodomésticos silenciosos o evitar tocar el claxon del coche. También recomienda utilizar protecciones a la hora de acudir a conciertos o discotecas donde el sonido pueda ser alto y así evitar esos molestos pitidos que permanecen en los oídos horas después de haber estado expuestos a ellos.

Y es que vivir rodeados de altos niveles sonoros incrementa el riesgo de padecer otros problemas o afecciones aparte de las que tienen que ver con las otorrinolaringológicas, como las enfermedades cardiovasculares. Además, provoca estrés, ansiedad, nerviosismo, irritabilidad y falta de concentración. También puede hacer que el desarrollo cognitivo de los niños sea más lento con respecto al normalmente establecido.

Los científicos alertan de que el ruido puede acortar nuestra vida. «La Comisión Europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calculado que por culpa del ruido cada año los europeos pierden 1,6 millones de años de vida saludable, un cálculo que se realiza combinando los años potenciales de vida perdidos por muertes prematuras y los años equivalentes de vida saludable no disfrutados por tener un estado de salud deteriorado», apuntan los autores del estudio.

Los daños del ruido. Uno de los datos extraídos del estudio refleja que en zonas ruidosas, por cada decibelio que supera el umbral de los 65 aumentan los ingresos hospitalarios un 5,3%. Y es que a partir de estos niveles de ruidos el organismo activa las respuestas hormonales nerviosas y provoca un aumento de la tensión arterial o la frecuencia cardíaca, la vasoconstricción y la sangre se vuelve más espesa. También provoca cambios en el sistema endocrino y nervioso. Asimismo, por cada 10 decibelios que se incrementa el nivel de ruido, las posibilidades de sufrir un ictus crecen un 14% en mayores de 65 años.

La responsable de Gaes Andalucía lamenta la falta de conciencia por parte de las instituciones. «Somos generadores del ruido, pero también víctimas».