Dos cazabombarderos F-16 de las Fuerzas Aéreas holandesas escoltaron ayer hasta el aeropuerto de Schiphol (Ámsterdam) un avión de la compañía Vueling que cubría el trayecto directo entre Málaga y la capital holandesa con 183 personas a bordo. Lo hicieron por orden directa del Ministerio de Defensa y ante la posibilidad de que el aparato pudiera estar sufriendo un secuestro, ya que las comunicaciones entre el piloto y la torre de control quedaron completamente interrumpidas.

Según un portavoz de las Fuerzas Aéreas, el avión hizo una maniobra extraña y sobrevoló Rotterdam, pero siempre siguiendo las instrucciones de los pilotos de combate. Tras siete vueltas en círculo le concedieron permiso para tomar tierra, donde le esperaba un dispositivo de emergencia formado por policía militar, ambulancias, camiones de bomberos y un helicóptero.

Fue entonces cuando la policía confirmó que el secuestro sólo fue una falsa alarma y que todas las medidas adoptadas forman parte del protocolo de navegación aérea, aunque desde Vueling ya habían desmentido «categóricamente» esa posibilidad. Sin embargo, la tensión duró lo que tardó el avión en aterrizar y las dos horas que estuvo todo el pasaje esperando en el interior del aparato en una de las pistas.

Según confirmó la compañía a este periódico, las 183 plazas del Airbus A-320 estuvieron ocupadas hasta que cerca de las 16.00 hora local tres autobuses se acercaron a la nave para trasladar a los pasajeros a una de las terminales de Schiphol. El aterrizaje se produjo a las 14.10. Según los medios holandeses, el desembarco de pasajeros no se realizó hasta que los mediadores terminaron de hablar con el capitán del Airbus.

La edición digital de Volkskrant, el principal periódico de Holanda, adelantó que la comunicación entre el piloto y la torre de control se restableció durante el aterrizaje. Igualmente, el diario puso la «posibilidad del secuestro» en boca de un portavoz de la oficina del coordinador nacional para la Lucha contra el Terrorismo y Seguridad. Por su parte, desde Vueling indicaron que desde el primer momento colaboraron estrechamente con las autoridades de aviación holandesas y para recabar toda la información sobre lo ocurrido.

En un comunicado, la compañía destacó que el avión aterrizó «con normalidad» y que la aeronave fue estacionada de conformidad con los procedimientos de seguridad del aeropuerto. «Las autoridades holandesas han estimado oportuno activar un protocolo de seguridad ante la posibilidad de que la seguridad del vuelo hubiera sido comprometida debido a un fallo de comunicaciones puntual», explicaron antes de añadir que la torre de control sobrevaloró el fallo». En todo caso, insistieron en que ninguno de los ocupantes, mayoritariamente holandeses que volvían de pasar unos días en la Costa del Sol, sufrieron riesgo alguno.

El incidente tuvo una gran repercusión mediática en Holanda. Las ediciones digitales de Volkskrant, Metro y De Telegraaf abrieron durante varias horas sus páginas web con la noticia, que no fue la única sobre el mismo aeropuerto. Las pistas de Schiphol permanecieron cerradas unas horas al encontrarse un artefacto explosivo de la Segunda Guerra Mundial.

Otro vuelo entre Málaga y Ámsterdam vivió un caso similar. Un avión del mismo modelo, de la misma compañía y que cubría el mismo trayecto entre la Costa del Sol y Ámsterdam vivió un episodio similar al producido ayer con el vuelo procedente de Málaga hace ahora algo más de un año.

Concretamente, el incidente ocurrió el 27 de mayo de 2011 pasadas la 21.00 horas, cuando un caza de las Fuerzas Armadas protagonizó una espectacular aproximación a 38.000 pies de altura y a 846 kilómetros por hora al avión poco después de que el piloto del vuelo comercial perdiera las comunicaciones con la torre de control de París.

Durante el encuentro, recogido de manera excepcional en un vídeo grabado por un pasajero y disponible en las redes sociales, se aprecia cómo el reactor se acerca con precisión hasta situarse a babor de la aeronave.

La situación se prolonga durante varios minutos e incluso se aprecia cómo el piloto militar realiza varias fotos al avión de Vueling como parte del proceso de identificación.