Los ciudadanos sufren de forma directa las consecuencias de ciertas malas prácticas financieras que vienen agravando su ya precaria situación económica, en una crisis que tuvo precisamente su origen y estallido en las famosas hipotecas basura de Estados Unidos. Las cláusulas de suelo, los swap y las polémicas participaciones preferentes tienen con el agua al cuello a muchos hipotecados, pensionistas, empresas y pequeños ahorradores, estrangulados por unos productos que les fueron colocados sin la debida información El delegado en Málaga de la Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios (Ausbanc), Alfredo Martínez, reprocha a las entidades el «ocultamiento» que se hizo a los clientes. Su colectivo mantiene abiertos este año casi 350 procesos judiciales de particulares contra bancos y ha recibido unas 750 consultas.

¿Ha cambiado el perfil de los afectados a lo largo de la crisis? Por ejemplo, en el caso de los que no pueden pagar su hipoteca y se ven abocados, en último término, al desahucio.

Los clientes empezaron a llegar a principios de 2009. Eran personas de renta mínima, gente más desfavorecida que dejó de pagar la hipoteca y sus recibos en cuanto se quedó en el paro. A partir de 2011 cambió ese perfil porque la crisis ha empezado a calar a toda la clase media-baja, un espectro muy amplio con rentas a partir de los 2.000 euros mensuales. Las familias con hijos empezaron a pasar problemas al perder uno de los dos el trabajo. Tampoco la hipoteca les bajó pese a estar el Euríbor en mínimos, porque tenían una cláusula de suelo o han tenido que soportar un swap. Hasta el 80% de las hipotecas firmadas a partir de 2006 están sujetas a uno de estos elementos, y hablamos de préstamos de entre 200.000 y 250.000 euros porque estábamos en plena burbuja inmobiliaria. Eso significa una cuota hipotecaria mensual a partir de 1.000 euros. En tiempos de bonanza, con los dos miembros de la pareja trabajando eso puede ser asumible, pero cuando se pierde el empleo hay un serio problema.

¿Qué recomiendan a una persona en estas circunstancias?

Lo ideal es siempre asesorarse y negociar con el banco cuando percibes que puedes empezar a dejar de pagar, y no después. Nos vienen muchas personas que ya deben varios cuotas o incluso con la carta de que les van a ejecutar la hipoteca. Así es más difícil lograr algo porque para que un banco te dé un periodo de carencia (pagar sólo intereses durante un tiempo) necesitas hablar con alguien cercano: el director de la oficina o el territorial. Si el tema de tu hipoteca ha pasado ya a los servicios jurídicos del banco suele ser imparable y seguramente acabará con la ejecución hipotecaria y con el desahucio. Se trata de hacerle ver al banco que es mejor que te ponga facilidades a que dejes de pagarle y eso siempre es mejor hacerlo antes. Ir al banco y llorar para dar pena cuando el proceso ya está en marcha no sirve de nada.

Otras de sus constantes batallas es por la supresión de los swap y de las cláusulas de suelo ¿Cómo empezaron a colocar los bancos estos productos?

Todo arranca a finales de 2007. Los bancos detectaron a través de sus economistas un punto de inflexión en los puntos de interés. Se había llegado a un punto donde se pagaba más por un préstamo a corto plazo que a largo plazo, algo que que es un sinsentido y que desde el Crack del 29 es siempre el anuncio de un crisis y de una futura bajada de los tipos de interés. Ante eso los bancos, cuando todavía el Euríbor estaba subiendo, empezaron decirle a sus clientes: «Te voy a poner un seguro para blindarte contra la subida». Ésos son los swaps. Lo que no les dijo a los clientes es que si el Euríbor bajaba iban a ser ellos los que pagaran al banco. Y lo que es peor, el banco no les dijo que el Euríbor iba a bajar. Los swap se han colocado a particulares y a empresas. Ausbanc ha ganado ya más de 50 casos en Málaga desde 2008 y tenemos 300 acumulados en curso.

¿Y las cláusulas de suelo?

Aprovechando la coyuntura, los bancos también comenzaron a colocar cláusulas de suelo pero lo hicieron ocultando la realidad a sus clientes. Les decían: «Como el Euríbor está subiendo te voy a poner una cláusula de techo por si llega al 12% o al 13% y a cambio ponemos otra de suelo en el 4,5%». Eso lo decían cuando el Euríbor estaba al 5,5% pero sabiendo que el índice nunca llegaría a esa cifras de techo y que, en cambio, sí iba a iniciar una senda de bajada de la que, ahora, no se están pudiendo beneficiar miles de hipotecados. Hay gente incluso que sufre en sus préstamos los dos productos a la vez: swap y cláusula de suelo.

¿Fueron los bancos desleales con sus clientes?

Yo me creo que muchos comerciales y directores de oficina no conocían lo que iba a pasar con los tipos de interés cuando colocaban estos elementos a sus clientes, pero los bancos sí lo sabían porque es una estrategia diseñada desde lo más alto de las entidades. Es su responsabilidad. Ha habido una colocación masiva de swaps y de cláusulas de suelo. La posición de la banca es indefendible.

Ustedes lograron algunas sentencias que lograban la nulidad de todas las cláusulas en varios bancos y cajas pero luego se les tumbaron por entender el juez en el recurso que no todas podían ser consideradas abusivas y que había que ir caso por caso. Ahora presentan los casos de cada afectado de forma individual, ¿qué tal les va?

Ausbanc está ganando el 90% de los casos de clientes afectados que han acudido a nosotros. En Málaga hemos ganado ya en primera instancia los 17 casos de cláusula de suelo que hemos llevado a los juzgados y, aunque las entidades han presentado recursos (siempre lo hacen), hemos logrado la ejecución provisional de las sentencias. Eso ha supuesto la devolución al cliente de entre 5.000 y 6.000 euros de media a efectos retroactivos por lo que había pagado de más. Y un ahorro calculado de unos 10.000 euros en los próximos años, ya que se espera que el Euríbor siga en niveles bajos durante los próximos cinco años. En Málaga llevamos casi 200 casos de afectados por las cláusulas de suelo, de los que 130 han entrado este año. Es una cláusula que está castigando mucho a la clase media, porque supone, por ejemplo, que en vez de pagar 1.000 euros al mes pagues 700.

Otra acción polémica de la banca española fue la colocación de participaciones preferentes a sus clientes, sobre todo a personas mayores con poca cultura financiera.

El colectivo de afectados es también muy grande porque no estamos hablando de un producto para ricos sino de algo que se colocó a muchos pequeños ahorradores. Les decían que era igual que tener su dinero en un depósito pero con mejor interés. Hubo mala fe de los bancos porque se ocultaba al cliente que ese producto era perpetuo, que depende de un mercado secundario (el AIAF) y que si no hay demanda no se puede vender. Tampoco les dijeron que si un banco tiene pérdidas el cliente no gana dinero, cuando en un depósito a plazo fijo siempre ganas, al margen de los resultados del banco.

¿Qué interés movió a los bancos a hacer eso?

Las participaciones preferentes se empezaron a vender de forma masiva porque los criterios de Basilea permitían a los bancos usarlas, junto a los depósitos y a las acciones, para llegar al 5% de core capital -el capital mínimo que debe tenerse en caja- que se exigía a todas las entidades. Pero los criterios de Basilea cambiaron y las acciones preferentes dejaron de valer a efectos contables para alcanzar el core capital, que además se subió al 8%. Los bancos llamaron entonces a sus clientes para que cambiaran sus preferentes por acciones y ahí fue cuando muchos descubrieron con sorpresa lo que les habían colocado en realidad.

Y sin posibilidades ya de recuperar su dinero.

Lo que ocurrió fue que el mercado secundario de las preferentes, que hasta entonces funcionaba con normalidad, se cayó por completo. Antes, un banco le podía desembolsar al cliente sus participaciones preferentes en cualquier momento, porque siempre había otro a quien colocárselas, pero en ese momento se vio claramente que las preferentes estaban sobrevaloradas y que ya nadie las quería. Lógico, porque para repartir ganancias dependen de los beneficios de cada entidad, y muchas ya no tienen. Por eso si algún cliente tenía 50.000 euros, ahora sólo le queden 30.000 o menos todavía. La única opción que queda es que las entidades recompren las preferentes a sus clientes, pero siempre será a un precio inferior, en torno al 50%. Novacaixagalicia, por ejemplo, dijo de comprarlas a todos sus clientes al 100%, pero apareció la UE y le dijo que no, porque está recibiendo dinero del FROB, por lo que al final sería llevar esas pérdidas el Estado, es decir, a todos los contribuyentes.

¿Es mucho el dinero que los clientes tienen en preferentes?, y, ¿pueden recurrir los perjudicados a algún tipo de demanda?

Hablamos de importes medios de entre 20.000 y 30.000 euros, que es lo mismo que cualquier persona con algunos ahorros -por ejemplo, los jubilados- podrían tener en un depósito. Una fórmula es aceptar la recomprar del banco y luego determinar la pérdida para poner una demanda por ese perjuicio económico. Ausbanc tiene ya siete sentencias ganadas en España. Y si la participación no es recomprada por el banco ni vendida en el mercado secundario lo que pedimos es la nulidad.

Hablamos mucho de los bancos pero ¿no hubo cierta alegría de los particulares a la hora de endeudarse y de meterse en hipotecas tan altas?

Quizá en algunos casos de gente que trabajaba en la construcción cobrando 4.00 euros. Se metieron en una gran hipoteca o en unos préstamos de lujo sin pensar que lo que estaba ganando no podía sostenerse. Pero la mayoría de la gente que ganaba un sueldo normal lo que hizo fue comprarse un piso normal, lo que ocurre es que la burbuja los tenía a 300.000 euros ¿Tienen la responsabilidad de pagar? Sí, por supuesto ¿Fueron negligentes en meterse en esa hipoteca? No lo creo, se compraron la casa en el momento que les tocó.