La alerta roja declarada ayer en la provincia se cumplió con una tromba de agua que sembró el pánico, la destrucción y la muerte en el Valle del Guadalhorce y en parte de Antequera, las zonas más afectadas por el temporal. El agua caída durante toda la noche y especialmente a primera hora de la mañana desembocó en brutales avenidas de agua que buscaban sin freno el cauce del río Guadalhorce y sus poblaciones más cercanas. A la muerte de una anciana de 85 años en Álora, municipio en el que llegaron a caer 70,2 litros por metro cuadrado en una sola hora, se sumaron hasta cinco desapariciones, aunque al cierre de esta edición sólo quedaban dos hombres que no habían sido localizados en Archidona y Pizarra.

El récord de precipitaciones se alcanzó en Alpandeire con 245 litros por metro cuadrado, mientras que Pujerra y Álora acumularon hasta 204, y Villanueva del Trabuco alcanzó los 200. El consejero de Agricultura, Luis Planas, calificó la situación en varios puntos de la provincia como «dantesca» y el Gobierno contabilizó hasta una decena de municipios afectados con un total de 13 personas rescatadas. Desde Villanueva del Trabuco hasta Pizarra, pasando por municipios como Antequera, Valle de Abdalajis, Cártama o Alhaurín de la Torre. La avalancha de agua obligó a desalojar a más de 300 familias en Villanueva del Rosario y a más de una docena más en Álora. Por la tarde, el presidente de la Junta de Andalucía cifró en medio millar el número de desplazados en la provincia. Las calles fueron afluentes de agua, barro y piedras que arrastraban coches, muros, contenedores y todo lo que encontraban a su paso. Como el puente de Álora construido en 1939 y que el río arrancó de cuajo. Muchos vecinos buscaron los tejados mientras sus animales quedaban sentenciados a muerte. Al menos 50 viviendas se vieron afectadas por el agua.

La destrucción también afectó al tendido eléctrico en varios municipios, que se quedaron temporalmente sin luz, y otros en los que se recomendaba no beber agua corriente. La alarmante y caótica información que llegaba desde el interior de la provincia puso nerviosas a las autoridades en la capital. En un primer avance, la Junta de Andalucía habló de «8.000 desalojados», si bien después rectificó a «5.000 afectados». La Delegación de Educación de la Junta de Andalucía autorizó la suspensión de las clases en todos los centros de la provincia. La alerta llegó a la Universidad de Málaga, que anuló la actividad académica por «razones de prudencia». Sobre la ruina material sobresalió desde primera hora la muerte de una aloreña cuya vivienda se convirtió en una trampa, mientras que su marido e hijo fueron rescatados con vida. Horas después se denunciaron hasta cinco desapariciones de personas que finalmente fueron halladas con vida. Sin embargo, el agua afectó a una veintena de carreteras, aunque al cierre de esta edición sólo permanecían cortadas la A-7202 (Archidona), la A-5004 (Pizarra), la A-8304 (Genalguacil) y la A-7282 (Antequera). La red ferroviaria, por su parte, se vio afectada por acumulación de agua en el tramo entre Archidona-Salinas Málaga y en Bobadilla. En el transporte aéreo, la única incidencia se registró en el vuelo entre Barcelona y Málaga de primera hora de la mañana, que tuvo que ser desviado a Sevilla por las malas condiciones meteorológicas.

El caos hizo necesario el trabajo de al menos 600 efectivos, entre los que destacaba la presencia de la Unidad militar de Emergencias (UME), con cerca de 350 militares desplegados mayoritariamente en Antequera y Álora. Los soldados del II Batallón de Intervención en Emergencias (BIEM II) con sede en la base aérea sevillana de Morón trabajaron con 18 autobombas, 6 camiones nodriza y un equipo de bombeo de aguas y lodos en el achique de calles y garajes.

Dos helicópteros del Ejército de Tierra se desplazaron también a la zona junto a los de la Guardia Civil y la Policía Nacional de Málaga. El instituto armado repartió otros 190 agentes por todo el interior. Mucho trabajo tuvieron también los efectivos del Consorcio Provincial de Bomberos, que entre las 23.00 horas del jueves y el mediodía de ayer contabilizaron más de 200 salidas. Sólo 50 de ellas fueron en Ronda, donde las precipitaciones dejaron más de 110 litros por metro cuadrado.

El presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, que calificó la tormenta como si una nube se hubiera derrumbado, dijo en Villanueva del Rosario que el operativo ha contado «con todos los medios y bien coordinados». «Ahora es el momento de prevenir, reparar y evaluar para poner todo en orden», dijo Griñán. El presidente del PP andaluz, Juan Ignacio Zoido, lamentó en Antequera que la provincia sufriera otra «tragedia en un corto periodo de tiempo» y abogó por tomar medidas para que estas circunstancias no sucedan. Por su parte, los alcaldes populares de los municipios malagueños afectados y presentes en el 11 Congreso Provincial del PP que se celebraba en Torremolinos abandonaron la cita para gestionar la crisis.

La «gota fría» vuelve a azotar a la provincia. «Una DANA (Depresión Aislada de Niveles Altos)» o un «embalsamiento de aire frío». Así definen ahora los meteorólogos el fenómeno que los ciudadanos entienden mejor como «la gota fría» que provocó ayer fuertes lluvias torrenciales en un periodo de tiempo muy reducido. Según José María Sánchez, director provincial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), dicho fenómeno consiste en el choque entre un frente de aire frío en altura procedente del norte con otro de aire caliente en superficie que viene del sur. Según el experto, esta manifestación que barrió ayer la provincia de oeste a este es bastante habitual durante el otoño, aunque la virulencia que demostró ayer no lo es tanto. Eso sí, Sánchez reconoce que el de ayer es un episodio «relativamente parecido» a la tromba que hace unos años obligó a suspender en Sotogrande la Ryder Cup o las históricas inundaciones que arrasaron Málaga en noviembre de 1987.

Desde Aemet también destacaron que la presencia de esta DANA también ha sido una de las consecuencias de la tormenta Nadine, que durante la última semana ha estado amenazando con alcanzar la Península, aunque finalmente se desvió hacia las islas Azores, donde precisamente ayer volvió a hacerse fuerte convirtiéndose en un huracán.