­Todos los jueves el número cinco de la avenida Virgen de Belén se llena de cara sonrientes. Un total de 330 familias acuden a por una caja con arroz, pasta, azúcar, aceite y tomate que administran durante los sucesivos siete días. Pero ayer el ambiente era de fiesta.

La mayoría no sabía que la Asociación Padre Huelin había preparado con mucho esmero unos paquetes navideños para estas fiestas: un pollo de dos kilos, cava, sidra, vino, almendras, turrón, un calendario de Adviento, fruta en almíbar y nueces, entre otros víveres. Productos para degustar en las fiestas y para celebrar la llegada de un nuevo año con la esperanza de que sea mejor que éste.

El portavoz de la entidad benéfica, Paco Carbonell, explicó a este periódico que las cientos de familias se pusieron en cola como cada jueves pero que, cuando salió la primera con el paquete, adornado con motivos navideños, estalló el júbilo en la calle. La iniciativa se ha llevado con cautela por si se truncaba, y se ha llevado a cabo gracias a la generosa donación de la Fundación la Caixa, que ha aportado cerca de 6.000 euros para la buena acción.

«No hemos parado un momento, la gente sale muy contenta dándonos las gracias. Hemos hecho un esfuerzo grande y en cierta manera estamos recompensando el esfuerzo que ha hecho La Caixa», señaló. Aún así, se acercaron familias que no están en la lista de la asociación, que tuvo que poner un tope en su día. «Han venido unas 10 o 12 familias de más, si sobra algún pack se lo daremos y, si no, buscaremos debajo de las piedras para darles comida para Navidad».

María Jesús es una de las usuarias que ayer recogió su regalo. «Cuando estás mal todo lo que dan, bueno es». Esta mujer tiene tres niños de 22, 18 y 13 años y asegura que cocinará el pollo al horno con guarnición. «Si alguien más se arrima, también le daremos», asegura la señora, que reconoce que a ella, y a muchos otros, le han dado una alegría. «Nos han alegrado la Navidad».

Otro de los usuarios de la asociación Padre Huelin, Rafael, asegura que el pack le viene «muy, muy bien». «Te encuentras con esto y te alivia el agobio un poco». Rafael se comerá la comida con su madre y sus tres hermanos, y aunque quiere guardarlo para Nochebuena, confiesa que no sabe si llegará a entonces. «Nos pegamos todo el año comiendo macarrones o lentejas, estamos como si nunca hubiéramos visto un pollo», asegura contento.