­Hace 23 años Manuel Leal soñó que el número 64.084, que entonces se vendía en Burgos, iba a ser premiado, y eso llevó a su familia a venderlo en Málaga cada semana, hasta que ayer su cuñado, Diego Fernández, llevó la alegría a la ciudad al vender 37 décimos del tercer premio de Navidad.

Diego, de 77 años, lleva este número al que están abonados muchos clientes de la zona de Fuente Olletas y los barrios de Ciudad Jardín y Las Flores de la capital malagueña porque su hijo «no lo quería tener en el bar» porque le habían robado dos veces la lotería y porque le resultaba un «engorro», aunque «cuando toca no lo es», dijo. Él ha repartido 18,5 millones de euros al vender gran parte de los 56 décimos distribuidos por la administración número 45. Brindando con cava y con el ruido de fondo del claxon de los coches al pasar por delante de la administración, Diego Fernández afirmó que la mayoría de los clientes son vecinos y conocidos, algunos de los cuales incluso van a su casa a comprar los décimos.

Además, el lotero ha confesó que se quedó con un décimo premiado con 50.000 euros, y que ha llevado la suerte a la empresa de extintores en la que trabaja su hijo, y a un sobrino, Juan José Aguilar, un camionero que está en paro desde hace tres años. «Dios existe», manifestó Aguilar, que ha explicó que su madre le regaló una participación de cinco euros, lo que supone un premio de 12.500 euros, justo cuando tiene que hacer frente a una deuda de 1.300 euros por un cobro indebido del desempleo. También se acercaron a la administración los trabajadores de la empresa de extintores Euroextin en la que trabaja el hijo de Diego Fernández, que tenían cuatro décimos. La suerte también visitó a Rosario Ruano, una mujer de 65 años, trasplantada de hígado y diabética que piensa destinar los 50.000 euros del premio «para el día a día, comer y quitar deudas».