­Puentear a la Consejería de Fomento. Esa es la premisa que baraja el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, para buscar una solución al último tramo del metro de Málaga. Ante la propuesta de la Consejería de llevar el metro en superficie por la Alameda y el Parque, De la Torre sigue desplegando su estrategia de aislar al equipo de Elena Cortés, la consejera de Fomento, y buscar apoyos en la empresa concesionaria y en la Presidencia de la Junta de Andalucía.

No es algo nuevo. De la Torre se movió en mayo en esta línea, buscando el apoyo individual de cada una de las empresas que conforman la concesionaria para paralizar los planes de la Consejería. En el ámbito político, su objetivo fue implicar al presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, que por aquel entonces ya empezaba a madurar la idea de retirarse y dejar el puesto a Susana Díaz.

En aquella reunión, que se celebró a finales de mayo, se puso el mes de septiembre como tope máximo para buscar una solución. La marcha de Griñán y el nombramiento de un nuevo gobierno andaluz con Susana Díaz al frente ha frenado cualquier acercamiento. Junio, julio y agosto han pasado sin avances y septiembre está próximo a terminar con sólo declaraciones de buenas intenciones, pero sin concretar una reunión de trabajo.

La iniciativa de De la Torre de recurrir a Susana Díaz rompe el impasse que se venía viviendo en las últimas semanas. Y lo hace de forma coherente a su estratégica, evitando el trato directo con la Consejería de Fomento, donde sabe que no va a conseguir ningún cambio de postura.

Aunque la Oficina del Portavoz de la Junta de Andalucía todavía no había recibido la petición formal del alcalde para reunirse con la presidenta de la Junta, De la Torre espera cerrar una fecha para una reunión en los próximos días y acudir con el apoyo de las empresas de la concesionaria. Y si éstas acuden al encuentro, mejor. Esa es la única baza que puede jugar para obtener una posición de fuerza ante la Consejería y debilitar su posición. También tiene a su favor la capacidad de movilización ciudadana en favor de un metro soterrado, que ya ha exhibido en varias ocasiones y que se guarda como último recurso.

Queda por ver si Susana Díaz será permeable a las intenciones municipales. La estrategia de puentear y aislar a la Consejería de Fomento tiene un punto débil, que es la dependencia que tiene el PSOE de IU para mantener el Gobierno andaluz. Elena Cortés sabe de esa necesidad y que a Susana Díaz no le conviene tensar la cuerda. De hecho, la posición del PSOE es delicada. Por un lado está ese pacto con IU, pero también se juega reducir su ya castigada base social en la ciudad con el apoyo a un metro en superficie. El equilibrio es delicado.

Pero mientras estos movimientos se producen, el tiempo pasa y cada vez queda menos plazo para buscar una salida al tramo del metro que atravesará el Centro (Guadalmedina-Malagueta). Las obras en Callejones del Perchel necesitan una continuidad, que dependerá de lo que se decida para actuar en un sentido u otro. Pero además está el problema de los plazos. Mientras más se retrase abrir el último tramo, más caro nos saldrá. El tiempo pasa y la solución, ni se atisba.