Divorciarse es muy caro. Y si al acto de decir un adiós definitivo a la pareja se suman las tasas judiciales, el precio se dispara. La crisis y las nuevas tarifas judiciales obligan a los malagueños a divorciarse menos de los que quisieran: según los datos del Juzgado Decano de la capital, en 2013 acudieron al juez 2.061 personas para poner fin a su relación, frente a las 2.354 de 2012, lo que supone una caída del 12,5%.

En 2013, 1.139 divorcios y separaciones fueron de mutuo acuerdo, frente a las 922 contenciosas; en 2012, 1.283 separaciones fueron de mutuo acuerdo y 1.069 contenciosas, según el Juzgado Decano.

Hay una realidad que no revelan las cifras. Según explica el abogado de Fuengirola Javier Villalba, muchos clientes acuden al despacho del letrado, piden precio para separarse o divorciarse y luego deciden continuar viviendo junto a su pareja porque no pueden afrontar los casos. «Varios clientes me han pedido presupuesto recientemente y al final deciden que uno duerma en el dormitorio y el otro en un cuarto. Cuando se pueda, pues se separan. Además, si hay un piso con hipoteca de por medio la situación se complica, porque no se saca tanto vendiéndolo como en otros tiempos», dice.

Villalba tiene claro que el juicio de mutuo acuerdo es más barato y va más rápido en el juzgado: «Está claro que separarte de mutuo acuerdo es más barato. Sólo tienes que pagar los honorarios de un letrado y de un procurador», explica.

Este abogado aclara que separarse cuesta entre 600 y 800 euros, y hacerlo sin conflictos reduce la factura un 50%. «Que vaya más rápido o menos depende del juzgado. La media está en seis meses desde que pones la demanda, pero en algunos órganos he tenido divorcios que han tardado dos años porque estaban muy saturados», reflexiona.

«Divorciarse con acuerdo es mejor, porque en los divorcios conflictivos la resolución del juez no suele satisfacer a las partes», aclara, al tiempo que explica que los procesos que van más rápido son los de parejas jóvenes, sin hijos, que viven de alquiler. «La separación pivota sobre tres ejes: los hijos, y ahí se tratan el régimen de visitas, la pensión de alimento o la compensatoria; las propiedades, de tal forma que hay que liquidar la sociedad ganancial si se compraron propiedades tras el matrimonio, y la ruptura del nexo para volverte a casar», reflexiona.

Este abogado se declarada un apasionado seguidor de la mediación, que se practica ya en los juzgados de Familia de la capital, y asegura que «es cada vez más habitual el buen divorcio. Muchos, forzados por las circunstancias, prefieren sacrificarse y ceder antes de meterse en un bucle conflictivo que cuesta muchísimo», precisa.

El abogado Manuel Rincón dice que divorciarse de mutuo acuerdo «es más rápido y más barato». «Entre un 30% y un 40% más barato porque sólo pagas los honorarios de un procurador y de un abogado. Si es contencioso, hay dos abogados y dos procuradores». «Siempre es mejor que las partes diseñen su propio convenio, pero si es contencioso lo hace el juez, y algunas de esas resoluciones son manifiestamente incompletas», aclara. Por ejemplo, se determina, sin especificar el día, que los hijos estarán cada mitad de las vacaciones con uno de los cónyuges, o no se establece una fecha de recogida de los vástagos, que puede ser el colegio o una de las casas, indica.

Rincón dice que un divorcio con acuerdo, en la capital, se sitúa en un precio medio de 1.200 o 1.300 euros, y, sin acuerdo, puede alcanzar los 1.800 euros.

«El tiempo muchas veces depende de cómo esté el juzgado, pero un divorcio contencioso se te va al año y medio y uno no contencioso en dos o tres meses está terminado», explica.

Rincón reconoce que mucha gente habita en casa con su pareja y no se va «por el dinero y por las tasas, eso es lo que evita el divorcio». Éste señala que las tarifas judiciales de los divorcios sin hijos -el resto está exento- rondan los 100 euros. «Los pleitos se han reducido sí, pero no porque no los haya, sino porque cuando hacen números ven que no pueden dejarlos para más adelante. Eso conlleva que no hay convenios y, si se incumplen las normas, no se puede denunciar, al igual que tampoco se pueden denunciar los impagos».

Por cierto, Rincón aclara que el pleito estrella es la modificación de medidas, como por ejemplo la pensión. En 2013, de hecho, se han dado 825 casos de este tipo frente a los 777 de 2012.

El abogado Ernesto Cáceres asegura: «Divorciarse empobrece: por ejemplo, en el caso del varón que debe dejarle su casa a su mujer y a sus hijos, pasarle la pensión y encima buscar su propio sustento y hospedaje». Por ello, aclara, es comprensible que las tasas judiciales «echen para atrás a muchos de los que quieren poner punto y final a la pareja».