El convenio de hostelería se enquista. A menos de un mes para que se inicie la temporada de verano y venza el plazo de resolución dado por los trabajadores, la Costa del Sol sigue sin alcanzar un acuerdo en una negociación que amenaza la paz social y el futuro a corto plazo de la industria. Según coinciden la patronal y CCOO, las partes intentarán acercar posturas en las próximas semanas, aunque la realidad es que, al igual que está ocurriendo en otras zonas turísticas, el entendimiento está todavía muy lejos de producirse.

De acuerdo con Gonzalo Fuentes, líder autonómico del sector en el sindicato, el convenio, que a petición de la personal está siendo examinado punto a punto, aún resta por definirse en sus epígrafes más controvertidos. De los más de un centenar de artículos de lo que consta, únicamente se han revisado hasta el momento una veintena. Y, además, con una relación general de sugerencias por parte de la patronal que CCOO considera un paso atrás y una pérdida de derechos inadmisible. En este sentido, el sindicato no afloja. Y advierte de que bajo ningún concepto aceptará que la provincia se adentre en el verano sin haber alcanzado un acuerdo. Aunque eso signifique convocar movilizaciones en el periodo que unos y otros consideran más inoportuno, el de la entrada masiva de turistas. «Por supuesto que no es lo que queremos, pero no es tolerable que se dejen pasar este tiempo», indica.

Pese a que la voluntad de trabajadores y empresarios es evitar el enfrentamiento, la propia patronal deja entrever que la situación no está precisamente en su punto más dulce. «Estamos condenados a entendernos», sostiene Miguel Sánchez, presidente del Consejo de Turismo de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), quien, no obstante, reconoce que por más urgencia que exista por resolver el conflicto, la parte empresarial no va aceptar ninguna propuesta que considere contraproducente. «Una cosa es la prisa y otro muy distinta que se asuman costes inoperativos», puntualiza.

En la negociación, que se plantea difícil, el sindicato CCOO pide de entrada la retirada de las propuestas puestas sobre la mesa por la patronal, que incluye una serie de medidas como la eliminación del receso de 12 horas que media entre jornada y jornada y que abre la puerta al descanso de un solo día a la semana, aunque, eso sí, con el compromiso de compensación en los dos meses siguientes. Para Fuentes, el planteamiento de los empresarios va más allá de la propia reforma laboral y supone un retroceso histórico respecto a los derechos adquiridos en los últimos 35 años. Los trabajadores, que admiten que todavía no se ha empezado a hablar de cifras, insisten en que no están dispuestos a perder de nuevo poder adquisitivo. «Se ha hecho un gran esfuerzo y ahora los números han cambiado respecto a la crisis», razona el sindicalista. También demandan que se regulen cauces para favorecer la promoción interna de los empleados.

La indeterminación en torno al convenio de hostelería, que afecta en Málaga a alrededor de 60.000 trabajadores, es uno de los pocos nubarrones que ponen en riesgo la seguridad turística. Especialmente, en lo que respecta a este verano, que a excepción del riesgo de movilizaciones, se predispone lleno de felicidad en el sector. Las previsiones ondean con viento favorable. E incluso se espera un ligero crecimiento en relación a 2013, que ya supuso un récord en muchos de los indicadores.

Empresarios y sindicatos tienen ahora el reto de sentarse a negociar para eludir un enfrentamiento que sería poco menos que un tiro en el pie a cuatro manos para los intereses de la provincia. «Apelamos a la responsabilidad y el diálogo», resalta Miguel Sánchez. El margen, para el sindicato, expira en lo que resta para que comience el verano.

A Fuentes le preocupa que la dilación en la firma de convenio desemboque en un envilecimiento de las condiciones de trabajo, que, en su opinión, se han visto gravemente afectadas por la aplicación de la reforma laboral. En este punto, el sindicalista abre un paréntesis para hablar de fenómenos como la temporalidad, la externalización y la rotación en el puesto de trabajo, que ha hecho que muchos empleados pierdan la especialización para diversificar sus tareas en los establecimientos. «Estamos dispuestos a que se haga una adaptación técnica a la nueva ley, pero no a que se degraden los derechos y se ponga en peligro con ello la calidad del servicio», reseña. Además, de Málaga, otros puntos como Huelva o Baleares siguen pendientes de solución.