Para un profano, el cuadro está acabado. Para un artista como Carlos Monserrate quedan pequeños detalles por terminar de pulir como por ejemplo la artística puñeta que abraza el puño izquierdo del malagueño Bernardo de Gálvez o trabajar unas cuantas horas más la peluca dieciochesca. Así se aumenta la impresión de veracidad de los cabellos peinados hacia atrás.

«Llevo trabajando todos los días desde el 15 de diciembre», cuenta el pintor, que explica que es el cuadro al que le ha dedicado más tiempo de los 2.200 lienzos que ha pintado a lo largo de sus 80 años de vida.

Entre su producción artística, los retratos de tres Papas, tres obispos de Málaga y tres ministros de Hacienda, uno de ellos, Pedro Solbes, retratado en dos ocasiones.

Pero el retrato de Bernardo de Gálvez, el estadista de Macharaviaya y virrey de México, es sin duda su cuadro más especial. Se trata de una iniciativa de la Asociación Bernardo de Gálvez para el Congreso de los Estados Unidos, institución que en 1783 aceptó colgar un retrato del malagueño «en la Casa del Presidente» por su importante papel en la guerra de independencia americana.

«Los republicanos y demócratas están muy interesados en el caso. Es el comité de Arte del Congreso del que depende que el cuadro se quede. Es una decisión artística que tomarán cuando vean el retrato», señalaba a La Opinión esta semana desde Washington Teresa Valcarce Graciani, hija de malagueña y la persona que se ha encargado de todas las gestiones en la capital norteamericana.

Carlos Monserrate contaba ayer que al retrato le quedan «tres o cuatro sesiones». Junto al enorme lienzo, ya enmarcado, tiene una reproducción de gran tamaño del retrato original, propiedad de la familia malagueña De Haya Gálvez y atribuido a Mariano Salvador Maella, pintor de la corte de Carlos III.

Sin embargo, el artista precisa que no ha querido hacer una copia exacta, sino darle su impronta y así, en el retrato original el estadista malagueño luce una importante barriga y Carlos Monserrate le ha bajado algo la curva de la felicidad. Además, ha reducido el excesivo espacio vacío de la parte superior del retrato original.

El pintor, que suele trabajar de noche, de 9 a 6 de la mañana, cuenta que lo más laborioso ha sido reproducir las filigranas de la lujosa casaca. «Estas tres hojitas por ejemplo­ -señala con el pincel- las he pintado en una sesión de unas cuatro horas». Un trabajo meticuloso y generoso, porque el artista no recibe nada a cambio. Y siempre con una máxima: «Si no lo hago mejor es porque no sé pero todo lo que yo pueda, hasta el máximo».

«Una gran obra»

Manuel Olmedo, de la Asociación Bernardo de Gálvez, además de académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo y correspondiente de la Historia, señaló a este diario que está convencido de que la comisión de Arte del congreso norteamericano dará el visto bueno al cuadro «porque Carlos ha hecho una gran obra».

Una vez listo, será embalado por un profesional y una empresa de mensajería lo enviará en una caja de aluminio a Washington. Bernardo de Gálvez regresará la semana que viene a la tierra que ayudó a liberar.