Durante décadas fue un tema tabú. No tanto por su contenido, como por su vecindad, más infundada que real, con la palabra eutanasia, todavía de resonancia social compleja y aplastante. Sin embargo, en Málaga la situación ha cambiado radicalmente. Desde que en mayo de 2004 la Junta lo incorporara a su cartera de servicios sanitarios, son miles los malagueños que se han acercado a los hospitales a dejar constancia de su testamento vital, un documento que recoge las preferencias del paciente en caso de sufrir una enfermedad irreversible y estar privado de la capacidad de discernimiento o de expresión.

Según el último recuento de la administración, correspondiente al mes de febrero, son ya 6.641 personas las que han depositado en la provincia su voluntad vital. Eso significa que cada año más de medio millar de malagueños trasladan formalmente su decisión. Una cifra que es de largo la más alta de Andalucía, donde Sevilla, a pesar de su peso demográfico, se sitúa en segundo lugar, con más de mil casos menos en el cómputo global. De hecho, de cada cuatro testamentos que se tramitan en la comunidad, uno se hace en la provincia.

Para los analistas la explicación está en los residentes extranjeros. Especialmente, en los que proceden de países en los que la opción lleva más tiempo en vigor. La voluntad vital anticipada, que está sujeta a revisión, permite, por ejemplo, manifestar el deseo del paciente frente a hipótesis como la donación de órganos o la prolongación de la vida a través de soportes mecánicos. Aunque, eso sí, sin la intervención activa de terceros ni el uso de herramientas o fármacos que aceleren el proceso natural. De lo que se trata es de brindar a la persona la oportunidad de decidir si, en el supuesto de estar postrado, quiere mantenerse vivo de manera artificial, pero también de extender su decisión a aspectos más secundarios como el número de visitas que quiere recibir durante el último trance de una eventual enfermedad.

En el registro de Málaga, son mayoría de momento las testamentarias -3.819 frente a 2.609-. O dicho de otro modo, por cada hombre que se inscribe lo hacen 1,45 mujeres. En ambos casos la franja de edad preponderante es de 60 a 69 años, aunque llama la atención, entre los solicitantes masculinos, la premura de un porcentaje de la población. En concreto, la que se ubica entre los 18 y los 19 años, que es la tercera con más presencia en el registro -la tasa por cada mil habitantes se sitúa en 3,93-.

En cuanto a la evolución de la demanda, el inventario de la Junta refleja un pico para Málaga en el año 2007, cuando se llegaron a gestionar 1.187 testamentos en apenas doce meses. En las antípodas, sin embargo, está 2012, que se zanjó con el registro de 214 nuevas voluntades. ¿Casualidad? Cualquier conjetura apunta a la presión mediática. Con la economía en primer plano, asuntos como la muerte inducida han perdido peso en el debate social. La propia Junta reconoce en este sentido el efecto de los grandes casos relacionados con la eutanasia. Capítulos como los de Elouna Englaro, Inmaculada Echevarría o Ramona Estévez coinciden en Andalucía con un aumento de las sensibilidades y de las solicitudes presentadas a la Consejería de Salud.

Aunque Málaga es la provincia con mayor número absoluto de testamentos vitales, la cota por mil habitantes es ligeramente más alta en Granada. A nivel nacional, Andalucía, con un total de 26.046 declaraciones en una década, es la segunda región en la que más se ha notado la incorporación del servicio. Por delante, se emplaza Cataluña, que ya ha tramitado más de 51.000.

De acuerdo con la Consejería de Salud, la voluntad vital anticipada se muestra especialmente útil a la hora de superar deliberaciones que con frecuencia recaen en los familiares como la donación de órganos. Según la administración, la mayoría de los testamentarios se inclina por prescindir de mecanismos artificiosos para extender su vida en un momento terminal. El testamento, revocable y matizable en todo momento por el solicitante, puede tramitarse en la propia delegación territorial de la Junta y los hospitales Carlos Haya, Virgen de la Victoria, Ronda, Mijas, Antequera y Vélez Málaga.