Tal y como se percibió en el tramo final del pasado año, la venta de viviendas en Málaga está repuntando en 2014 gracias el tirón de las operaciones cerradas por ciudadanos extranjeros e inversores nacionales, aunque la demanda de los malagueños continúa prácticamente «congelada». La prueba es que sólo el 40% de las compraventas realizadas este año se están viendo acompañadas de la firma de una hipoteca, la tasa más baja que se recuerda de la historia reciente. En los tres primeros meses del año se han efectuado casi 5.600 compraventas, un 11% más que en el mismo periodo el año anterior, mientras que se han formado tan sólo 2.200 nuevas hipotecas, con un descenso interanual del 14%.

La secretaria general de la Asociación de Constructores y Promotores de Málaga (ACP), Violeta Aragón, confirma esta dinámica, que está contribuyendo a dar salida al stock de viviendas que tienen paralizado al sector inmobiliario, con Marbella y sus alrededores como epicentro de la zona de reactivación. El stock de viviendas en la provincia está cuantificado en unas 15.000 inmuebles, según la ACP, aunque instancias como Analistas Económicos de Andalucía o el Colegio de Arquitectos de Málaga lo elevan al entorno de entre las 35.000 y 40.000 unidades. Las compras de extranjeros, vinculadas al fenómeno del turismo residencial y vitales para el mercado inmobiliario de la Costa del Sol, son «muy bienvenidas» aunque no esconden que el sector sólo comenzará a recuperar el pulso cuando el comprador de la propia tierra vuelva a incorporarse a la compra. Según la ACP, la demanda natural de la población malagueña es de unas 20.000 viviendas al año, aunque la crisis y la altísima tasa de paro (el 36,5% de la población activa en Málaga) mantiene maniatados a esos potenciales compradores. La otra cara, por supuesto, son los bancos, que ahora mismo no está para nada interesados en dar hipotecas, a no ser por supuesto para deshacerse de los pisos embargados que han acabado en su propia cartera.

El vicedecano del Colegio de Economistas de Málaga, Antonio Pedraza, constata que las hipotecas no son ahora mismo el producto más apreciado ahora mismo por las entidades financieras. Primero, porque la histórica coyuntura de bajos tipos de interés mantiene al Euríbor en el entorno del 0,5% y 0,6%, por lo que, pese al diferencial que pueda aplicar cada banco el rédito final no es atractivo en un préstamo a tan largo. Segundo, porque el sistema de las cláusulas de suelo está siendo anulado por diferentes sentencias judiciales. Y tercero, porque el sistema financiero aún tiene muy presente el «empacho» que le dejó la «burbuja inmobiliaria», que todavía se está digiriendo.

«No hay un deseo de la banca de potenciar ahora mismo el mercado de las hipotecas», reconocía Pedraza este pasado viernes en la presentación del Barómetro Económico de Málaga.

Tampoco las medidas adoptadas por el Banco Central Europeo (BCE) beneficiarán de forma directa a la concesión de préstamos hipotecarios, ya que los 400.000 millones de euros que se facilitarán a bancos de la zona euro con vencimientos a cuatro años para préstamos a empresas y particulares excluyen el tema hipotecario. Así que a los constructores no les queda otra que seguir esperando a que la mejora de la economía se palpe y a que el paro comience a bajar. Sólo entonces, el ciudadano medio y los propios bancos comenzarán a replantearse la concesión de hipotecas.

El año 2006 marcó la cúspide del mercado hipotecario, con casi 60.000 préstamos concedidos. El 2013 se cerró con poco más de 8.200, lo que supone una caída del 87% en relación a la época de la burbuja. El radical cambio también se traslada al préstamo medio otorgado por los bancos: si allá por 2007 la hipoteca se movía en los 165.000 euros ahora la media es de 105.600. El descenso obedece en parte a la bajada del precio de los pisos pero también a que los bancos, que antes concedían el 100% del importe acudiendo a sobretasaciones de viviendas, ahora sólo dan entre el 50% y el 60%. El resto lo tiene que sufragar el cliente con una entrada.